Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

28.7.10

Economía de la palabra

Uno de los rasgos distintivos del régimen venezolano es que, a pesar de tratar de imponernos un monólogo y de ser cada vez más restrictivo en materia de libertades, paradójicamente nos permite decir y publicar casi cualquier cosa.

De todo se ha dicho y se sigue diciendo, incluyendo las formidables caricaturas de los diarios. Puesto en términos económicos, hay mucha oferta en el 'mercado de opiniones e información' en un contexto cultural donde la demanda sigue siendo la normal o, quizás, hasta más baja per cápita que antes. Podríamos inferir entonces que existe una sobreoferta de palabras e imágenes, mucho más si tomamos en cuenta que lo dicho a través de los nuevos 'medios sociales de comunicación' como Facebook y Twitter forman también parte de la oferta junto a lo que traen los tradicionales 'medios de comunicación social' como la prensa, la radio y la TV.

¿Qué sucede cuando una oferta de algo es excesiva? Pues, el precio de ese algo baja. En el caso de las palabras, si en lugar de referirnos a precio mejor lo llamamos valor de lo que decimos, al respecto podemos intuir que cada vez es mayor la devaluación de lo que leemos o escuchamos y por éso tenderá a importarnos menos y menos.

La peor devaluación no es la del Bolívar sino la de la palabra. Un factor muy importante además de la sobreoferta, ha sido la cantidad de mentiras y medias verdades que se vierten sobre audiencias cada vez más incrédulas. Por ejemplo, salir a alarmar sobre inminentes magnicidios sin presentar pruebas, o peor, enviando al único sospechoso a otro país, es como el film Minority Report donde un pool de cerebros anticipaban las decisiones que podían tomar ciertas personas y éso se tomaba como prueba para arrestarlos bastante antes de que perpetraran el delito e inclusive antes de que se les ocurriera ni siquiera hacerlo.

Las autoridades venezolanas se han encargado sistemáticamente de crear una sobre-saturación de rumores, escándalos y situaciones insólitas que estimulen el bla-bla. Exhumar los restos de Bolívar no puede sino llevar a alborotar 'la gallera' con gritos de quienes apoyen o rechacen esa extraña operación forense que busca resolver la hipótesis de su envenenamiento ocurrido supuestamente hace casi 180 años. Si se comprobara que efectivamente fue asesinado ¿a quién se le va a castigar por ese delito?; y, peor, si no se comprueba nada ¿quién responde por semejante bochorno?

Si el diálogo entre venezolanos es un mercado donde nos encontramos para intercambiar opiniones e información, éste parece haber sido otro blanco de los ataques de la secta enemiga de los mercados, que lanza ataques tan feroces como los hechos en contra de la moneda al crear varias tasas de cambio y un control absurdo sobre las divisas. Hasta la idea de crear nuevas monedas para el trueque, parece inspirada en esa determinación de convertir los espacios de intercambio en juegos irrelevantes. Sólo quieren vernos pagar con billetes de Monopolio y reunirnos para jugar Trivia o Scrabble, sin pararle a la política...

Así quieren que transcurra la Revolución Irrelevante, pero el olor a podrido de la economía y la cultura nos devuelve la conciencia.

20.7.10

La Cantante Calva

'Tiene facciones regulares, pero no se puede decir que sea bella. Es demasiado grande y demasiado fuerte. Sus facciones no son regulares, pero se puede decir que es muy bella. Es un poco excesivamente pequeña y delgada y profesora de canto.' Esas son líneas de la obra de teatro de Eugene Ionesco, La Cantante Calva, paradigma del género bautizado como teatro del absurdo.

Ese género teatral parece crecer aceleradamente en Venezuela como montaña de containers podridos. Cuando el movimiento Dadá, más tarde el Surrealismo y luego Ionesco, se dedicaron en el Siglo XX a desmontar el sentido común excesivamente racionalista que ahogaba a la cultura europea, el objetivo no era el caos en sí mismo, sino lograr una mayor libertad de creación. En el Siglo XXI en Venezuela ocurre, paradójicamente, todo lo contrario: más caos del que normalmente hemos tenido (nunca hemos sido 'excesivamente racionales') y con menos libertad para tener cualquier tipo de iniciativa.

Mientras no existe claridad sobre asesinatos vinculados a la política, ocurridos durante este siglo como los de los compatriotas que murieron en Abril de 2002, o el de un connotado fiscal del ambiente, se empeñan ahora en esclarecer un supuesto asesinato de Simón Bolívar que habría ocurrido hace aproximadamente 180 años. Mientras se lucen con operativos para inspeccionar denuncias de supuestos remarcajes y acaparamientos de unos cuantos productos en buen estado, hoy se niegan a procesar la denuncia de acaparamiento de millones de kilos de alimentos que terminaron pudriéndose. Mientras partido y gobierno se mimetizan compartiendo recursos propagandísticos a lo interno y financiando a grupetes ideológicamente afines en Argentina, Nicaragua o Perú, en la Asamblea se ponen roncos condenando a todo gañote a las ONGs venezolanas que puedan estar recibiendo apoyos financieros legales desde el exterior.

El mensaje de los poderosos estebanistas es muy claro: 'hacemos los que nos da la gana.' Ya la palabra pueblo en sus discursos no tiene otro significado que el de indicar la fracción cada vez más pequeña de venezolanos que continúan apoyando la destrucción del sentido común, la confianza, las instituciones, la convivencia, la libertad. Y, absurdamente, la mayoría de los venezolanos no parecen querer reaccionar.

Un país con una moneda y varias tasas de cambio, es un absurdo económico. Un país con una sociedad acosada por el hamponato, es un absurdo social. Un país con una empresota petrolera intocable que opera contaminando a diestra y siniestra, es un absurdo ecológico. Un país con los poderes públicos sometidos a la voluntad de una sola persona, es un absurdo político. Un país con libertad para darse cuenta de lo que sucede pero donde la mayoría permanece apática, es un absurdo ético.

Si exhumaran y revivieran a Ionesco reescribiría su obra con personajes de acá, tomando citas de la prensa o de las cadenas y podría ponerle como título La Cantante del Federal.

11.7.10

Mutación socialista

Venezuela ha sido un país igualitarista, irreverente, liberador, desenfadado, pero no es ni de varilla, socialista. Eliminar la propiedad privada y perseguir a quienes busquen superarse a través de su iniciativa individual, rasgos inequívocos del socialismo de cualquier siglo, equivaldría a una mutación. Si aparentemente Cuba mutó, algunos apuestan a que Venezuela también podría llegar a hacerlo.

Disney lo plasmó mejor que Einstein con la comiquita en la que Tribilín era uno cuando caminaba y otro totalmente distinto cuando conducía su automóvil. Es la relatividad inevitable que nos impide a la mayoría ser siempre los mismos. Ese es exactamente el drama que afecta a los marxistas-estebanistas y a los que no lo somos porque, vamos, todos somos humanos ¿o no?.

Por eso a muchos socialistas se les acusa con razón de tener una doble moral. Por un lado, critican a los ricos y, por el otro, se las arreglan para cobrar altísimos sueldos o, peor, para hacer negocios desde el gobierno y volverse ricos en el menor tiempo posible. De la misma manera, adoran a los pobres y quizás muchos de ellos todavía se sienten orgullosos porque antes lo fueron, pero como gobernantes viven lujosamente y cada vez más lejos de la miseria en la que se mantiene su base de apoyo político.

Fueron tribilines de a pié y ahora siguen siendo tribilines pero montados en camionetotas y jets. Desde las camionetotas no pueden resistirse a atropellar a quien se les atraviese políticamente. Los líderes de la revolución son la mejor muestra de la resistencia genética a ese tipo de mutación: sólo hablan de socialismo, pero no lo viven porque su cotidianidad es tan opulenta como la del más 'sanguinario' capitalista.

Legislando y atropellando quieren obligar al resto del país a que mute. Proponen la mutación socialista sólo para los demás, mientras ellos se apertrechan de privilegios que esperan conservar por 50 u 80 años o más al mejor estilo cubano o soviético. Una mutación así no va a ser exitosa porque quienes podrían ser los llamados a reproducirla se mantienen sin mutar.

Eso fue lo que ocurrió en todos los paises socialistas. Sus dirigentes se hicieron tan clase dominante como la que habían criticado y desplazado. Se especializaron en exigir sacrificios y en atornillarse en el poder hasta que la gente se cansó y cambió, descubriendo que no tenían ningún socialismo genéticamente instalado en ellos que les impidiera volver a incentivar la propiedad privada y la iniciativa individual, tal como lo demuestran Rusia, Europa del Este, Vietnam o China.

Ese discurso idílico seguirá allí y puede servir para que, voluntariamente, cualquier comuna pueda organizarse. Pero obligar a todo un país a hacerlo es definitivamente una formula para el fracaso. La democracia y el libre mercado abarcan al socialismo, pero no a la inversa.

Por eso Esteban no abarca a entender lo que le conviene al país y por éso será desplazado.

1.7.10

Planificación en reversa

Lo más escaso no son los dólares, los repuestos o los funcionarios honestos que consideren sagrados los recursos públicos que los ciudadanos les hemos autorizado administrar. Hay algo todavía más escaso en Venezuela que es la inteligencia para lidiar con las fechas-tope o deadlines como se les dice en inglés. Sin embargo, tenemos una pronto que es la del 26S, pero no es extraño que no sepamos exactamente qué hacer de aquí hasta allá.

Hay un método de planificación que una vez aprendí en un curso con un conferencista estadounidense, que sirve para lidiar con fechas-tope y se llama Planificación en Reversa (reverse planning). Este método consiste en realizar la planificación al revés de cómo típicamente la hacemos. Primero debemos comenzar por ubicarnos mentalmente en el día después de nuestra fecha-tope imaginándonos, con el mayor lujo de detalles posible, los resultados obtenidos luego de los importantes esfuerzos que invertiremos para lograr ese éxito.

No se comienza, como es tradicional, formulando unos objetivos muy generales con una que otra meta cuantificada. Se deben visualizar resultados esperados así como las acciones específicas que se deriven de los mismos. Por ejemplo, si se trata de las elecciones del 26S, como resultados no nos referimos a que es un 50% o 2/3 o 'lo que salga porque no tenemos nada' sino la lista con nombre y apellido de quiénes van a ser los nuevos diputados democráticos y pluralistas, la cantidad de votos con la que será electo cada uno y lo que estarán haciendo cada uno de ellos ese mismo día y los subsiguientes para que ese triunfo no sea arrebatado por unos inescrupulosos adversarios.

Luego se procede a concatenar las acciones necesarias para que ese resultado ocurra, comenzando por las más inmediatas a la fecha-tope, continuando con las que llevarán a esas y así sucesivamente con las más previas, en reversa, hasta llegar al presente. Esta parte del método es muy útil porque no solamente nos termina describiendo el camino para llegar exactamente a donde queremos, sino que permite obtener dos variables muy importantes: el tiempo y los recursos necesarios para alcanzar ese resultado. De hecho, si vamos sumando semanas en reversa no es de extrañar que resulte que deberíamos haber comenzado en septiembre de 2009 a hacer muchas de las acciones clave.

Por último, el método requiere de una evaluación de los recursos disponibles hoy para agregar como tarea del plan la gestión de recursos en la cantidad requerida o, en todo caso, redimensionar los resultados porque la brecha entre lo requerido y lo disponible-lograble pudiese ser inmanejable.

Ojalá la MUD y especialmente el Profesor Ramón Guillermo Aveledo lean este artículo. Ya quedan menos de 100 días. Debemos superar la inercia cultural como venezolanos que nos arrojará a un desempeño que una vez evaluado resultará mediocre porque no supimos manejar la fecha-tope del 26S.

El mensaje no es que no hay tiempo que perder. El tiempo-calendario sólo sirve para coordinar acciones. Lo importante es ejecutar las acciones para producir los cambios que queremos alcanzar exitosamente. Somos agentes de cambio.