Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

22.11.20

Esbozo de una teoría de las relaciones interpersonales (teoría suspicaz de la locha)

 Hoy, Día del Psicólogo y para colmo estando casado con una psicóloga, he tenido el insólito atrevimiento de formular un esquema de análisis de las relaciones interpersonales, que se me ocurrió llamarlo "Teoría Suspicaz de la Locha(*)"; atrevimiento porque no tengo las credenciales, el conocimiento o la experiencia mínima indispensable para hacer algo así con propiedad. Que conste pues que, si bien no la llamé "de la locha" porque piense que ese sería el valor más representativo para la misma, no sería improbable que termine siendo ése el valor que le corresponda, dada las características que reúne su autor. Veamos pues los antecedentes de cómo surgió esa teoría, una explicación de la misma (que espero no sea demasiado enredada) y las posibles líneas de investigación que de ella se podrían derivar.

Antecedentes
Una de las primeras actividades que hice hoy fue ver algo en Youtube referido a la Empatía. Esa animación explica que el conocerse a sí mismo desde la antigüedad hasta el siglo XX se basaba en la Introspección; pero que en el siglo XXI eso debe cambiar hacia la Outrospección, es decir, no mirar solamente hacia adentro sino también hacia afuera, hacia los demás, y la clave para hacerlo bien es ser empático. El que hace ese planteamiento en el video afirma que el británico George Orwell es un autor clave, por haber practicado la empatía en una onda temprana de Outrospección importante. (ver video)

Luego de comer frutas me fui a caminar con ML, mi esposa. Le comenté lo del video y comencé a hacerme preguntas en voz alta. La empatía es un ejercicio esencialmente ético. Pero, para hacerlo: ¿Habría que partir de unos principios que uno aplique en toda situación? ¿Será que la congruencia (pensar, sentir, decir y hacer lo mismo, consistentemente) es el principio que debo aplicar? ¿Y si en una determinada situación no tiene definitivamente sentido que sea congruente? ¿Será que el principio a seguir es que en todos los casos lo que haga siempre tenga sentido? ¿Y si en un caso particular no tendría sentido que le busque sentido a lo que pasa?

Esas preguntas me indujeron a acudir, en última instancia, a la Regla de Oro como gran principio ético a seguir: No le hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran (Confucio); o en su versión proactiva: Haz a otros lo que te gustaría que te hicieran (Jesús de Nazareth). En ese principio hay variables o componentes: el uno, el otro, el hacer, el no-hacer, lo que me/le gustaría o no... y pensé: "De repente, de ahí puede salir una teoría."

Como excelente psicóloga y esposa, ML me escuchó atentamente y dejó que emprendiera el trabajo de elaborar la incipiente teoría... Comencé, ya de vuelta en casa, a garabatear un esquema, uno de esos en los que aparecen cuatro cuadrantes como el esquema gráfico del Dilema del Prisionero. Descarté como 5 o 6 dibujos, porque iban emergiendo subdivisiones en los cuadrantes. Al final, llegué a identificar 16 subdivisiones, de las cuales 2 corresponden al gran principio ético, o sea tanto la versión del confusionismo, como la del cristianismo. De allí, 2/16 = 0,125. O sea, el valor de una locha.

Explicación de la teoría
En una relación interpersonal "outrospectiva" existen distintas posibles situaciones que dependen de cada persona involucrada. La teoría consiste entonces en analizar esas posibles situaciones de la relación interpersonal y detectar semejanzas/diferencias que permitan agruparlas de alguna manera; y, una vez agrupadas, que se pueda inferir posibles explicaciones y prospecciones que resulten de alguna manera útiles. Comencemos por el punto de partida de toda relación interpersonal: Tú y Yo.

El "Tú" y el "Yo" representan a cualquier par de personas. La relación entre ellas depende de lo que hagan o dejen de hacer y de si eso que hacen o no, les gusta que se lo hagan o hacerlo cada una a la otra. Esa combinatoria de posibilidades se resume en el siguiente esquema:

Esquema preliminar para explorar una teoría de las relaciones interpersonales


La manera de leer cualquier dieciseisavo (1/16) presente en el esquema es, por ejemplo en la esquina superior derecha en color naranja, la siguiente: 

Yo te hago lo que SÍ me gustaría que me hicieran y que SÍ te gustaría que te hicieran. AS corresponde al concepto: Amistad Simétrica (o regla de oro tipo proactiva, propia del cristianismo).

Otro ejemplo de lectura del esquema, en el mismo cuadrante en color negro:

Yo te hago lo que NO me gustaría que me hicieran y que NO te gustaría que te hicieran. ES corresponde al concepto: Enemistad Simétrica (o situación de guerra o conflicto abierto).

De una revisión de las 16 subdivisiones, se obtiene lo siguiente:

Las cifras porcentuales arriba indicadas corresponden a las fracciones de subdivisiones agrupadas en cada una de las 5 categorías conceptuales, con respecto al total general de 16 subdivisiones.

Tal como se observa, entre las posibilidades de una relación interpersonal, solo un 12.5% correspondería a un "sweet-spot", es decir, a una relación realmente armónica y satisfactoria. Esto puede interpretarse de dos maneras:

  1. Si una persona se relaciona con cien personas y las posibilidades del tipo de interrelación se distribuyen uniformemente en las 16 subdivisiones, con un poco menos de 90 de esas 100 personas, el individuo experimentaría situaciones con diversos grados de desarmonía o amargura (bitter).

  2. Si dos personas se interrelacionan y las posibilidades de la interrelación se distribuyen uniformemente en las 16 subdivisiones, un poco menos del 90% del tiempo las dos personas experimentarían situaciones con diversos grados de desarmonía o amargura (bitter).
Esto implica que existe una especie de "pareto" en las interrelaciones humanas y sería por lo tanto ingenuo plantearse que todo el tiempo y con todos, logremos una interrelación armónica y satisfactoria.

Posibles líneas de investigación
Esta teoría puede ser desarrollada experimentalmente a través de instrumentos que determinen si la distribución uniforme de los tipos de interrelación interpersonal, ocurre significativamente en suficientes casos. Desarrollar esos instrumentos depende de que personas con las destrezas requeridas se sientan atraídas por la aventura de refutarme. Dudo que exista algún psicólogo así, pero si conocen a alguno que se anime, por favor envíenme sus datos que estaré a la disposición para contribuir con en ese esfuerzo en lo que pueda.

El video que ví hoy, recomendaba ejercer la empatía con todos, incluyendo a aquellas personas con quienes uno tiene diferencias importantes, pero que están allí y, necesariamente, tenemos relación con ellas. Trump es una de esas personas para mí, y ante los hallazgos preliminares de esta atrevida teoría que formulé hoy, no podría de dejar de reconocer que sus respuestas tienen sentido si en cada interrelación personal, uno tendría solo alrededor de 10% de obtener un resultado altamente satisfactorio. Ante periodistas que le preguntaban si iba a aceptar los resultados de la elección presidencial y que tanto ellos como sus lectores y televidentes esperaban que él respondiera con un SÍ y que incluyera además que obviamente aceptaría gallardamente una posible derrota, el tipo nunca lo hizo, siempre decía cosas como: "Bueno, vamos a ver qué pasa" (let's see what happens). 

El desempeño laboral tanto en lo público como en lo privado no debería regirse por la Ley Suspicaz de la Locha. No es aceptable que en una ciudad no se recoja el 90% de la basura, como sucede en Caracas. O que un empleado trabaje productivamente solo un 10% del tiempo, porque estadísticamente no sería factible hacerlo mejor que eso. La interrelación de los individuos con organizaciones y con la sociedad está más allá del ámbito personal. Son los roles, las posiciones, los cargos, no las personas. Pero eso nunca lo ha entendido Trump como político o empresario.

En todo caso, solo conceptualmente, la Teoría Suspicaz de la Locha puede ser de gran utilidad para aceptar que las interrelaciones personales no son fáciles y que hay más posibilidades de que no funcionen completamente bien, que lo opuesto. Eso permite ecualizar las expectativas y tener una posición más atenta hacia cómo se desenvuelven las interrelaciones con otros. Por ejemplo, ante un prefecto o un sacerdote en el momento de la pregunta: ¿X, acepta usted por esposo a Y, para amarlo en las buenas y en las malas, hasta que la muerte los separe? Las respuestas tradicionales y esperadas es sobretodo el SÍ, pero cabría la posibilidad de un NO. Sin embargo, dadas las dificultades propias de las interrelaciones personales, ¿No cabría entonces también la posibilidad de que la respuesta fuese (a lo Trump) un: "Bueno, en principio SÍ, pero vamos a ver cómo se desenvuelve la relación y así vamos viendo."

Una teoría pues que sirva para valorar lo bien que uno se siente con alguien, porque eso es menos probable que lo contrario. Será entonces una locha, pero de oro. ¿Verdad ML?

(*) Locha: unidad monetaria que correspondía a 1/8 de bolívar y que en esos tiempos en los que el bolívar era una moneda fuerte y prácticamente no había inflación, servía para comprar cosas sencillas como un Toronto (bombón de chocolate con una avellana adentro).






14.11.20

¿Impunidad y vanidad?

Hay un par de reflexiones ancestrales que influyen en nuestro presente, como es lógico, y que quizás expliquen lo paradójico que nos resulte a veces el acontecer cotidiano. Me refiero a la parábola del hijo pródigo y al mito de Narciso. Cotidianamente, observamos que en muchos casos el hedonismo consumista se impone ante la responsabilidad de crear capacidades y como que, pasa el tiempo, hasta llegar, en el caso de todo un país como Venezuela, a una precariedad tan exagerada que no podemos creer que en esta pelea el equipo de la "responsabilidad limitada" haya sido derrotado por el de la "irresponsabilidad ilimitada."

Una cosa es la interpretación que en psicología se le da al mito de Narciso y otra la que vulgarmente se entiende. Los psicólogos asocian esencialmente al narcisismo con el exceso de falta de empatía que este personaje mostraba a quienes se sentían atraídos por él. Si bien su atractivo formaba parte de la ecuación, lo que caracteriza al narcisismo no es tanto lo vanidosa que pueda llegar a ser una persona, sino la exagerada falta de empatía que pueda tener hacia los demás.

En cambio la interpretación coloquial pone el énfasis en la vanidad, en el estilo hedonista, indolente, despreocupado de vivir "gozando una bola." Este foco en las "plumas del pavo real" hace que por lo general se ignore el aspecto más importante de la poquísima empatía que los narcisistas tienen. De allí, conectando con la otra reflexión, pregunto: ¿Tuvo el hijo pródigo un ataque de narcisismo hedonista, gozón, pero que cuando se le acaba la herencia decide devolverse a la casa paterna? (no sin mostrar una especie de arrepentimiento al volver - aunque no se sabe si, habiendo encontrado una buena oportunidad, habría regresado de todos modos donde su padre).

El hermano mayor, en pocas palabras, le reclama al padre que esa conducta del otro hijo no puede quedar impune. La parábola no aclara si de allí en adelante el hijo pródigo volvió a tener otros ataques de narcisismo, porque pareciese que el mensaje principal de la parábola es cómo el amor incondicional del padre a su hijo y la alegría de volver a tenerlo en casa, superan la necesidad de castigar su conducta. De ser reincidente, quizás la parábola habría llegado a otra conclusión. No solo no lo sabemos, sino que la idea del perdón, si hay arrepentimiento, parece ganarle según la religión al que no se tolere la impunidad.

Reducir la impunidad parece entonces un asunto más laico. Responde a la lógica general de favorecer o castigar determinadas conductas a través de incentivos y desincentivos. Los países donde existe menos impunidad (EEUU, Canadá, Europa, Japón, Singapur...) como que tienden a funcionar mejor, a construir más capacidades y mantener a raya un hedonismo generalizado. Pero existen otros países, entre ellos destacaría Venezuela, en los que la prioridad de construir capacidades fue bajando posiciones hasta llegar a los últimos lugares de la lista.

Décadas de importantes ingresos petroleros se dedicaron en buena parte al consumo hedonista, a la rumba. La herencia petrolera se recibió con antelación y se dilapidó, especialmente en este siglo. El ataque al concepto empresarial de las compañías anónimas que típicamente se consideran sociedades de responsabilidad limitada, se cambió por uno muy narcisista-hedonista que sería el de entidades, sobre todo estatales, de irresponsabilidad ilimitada. ¿Cuántas veces han quebrado los bancos estatales, sin mencionar la absoluta quiebra del bolívar como signo monetario? ¿Cómo están las empresas expropiadas y la misma PDVSA?

Un narcisismo entendido como vanidad perdonable parece ser tolerado y hasta aplaudido por el vulgo. Detrás de eso lo que realmente ocurre es una profundamente psicopática falta de empatía y un corazoncito de mentira que celebra la impunidad con la que estos reincidentes regresan una y otra vez a exprimir al padre-nación. Un padre ya ciego, sordo, senil, que se ha ido quedando solo porque los hermanos mayores murieron o se fueron a países donde no reina la impunidad.

19.10.20

Lo determina el azar del señor portero: fake news

El español de Venezuela tiene un diccionario editado por la Fundación Polar. En esta publicación aparecen las palabras que esta tierra ha parido, muchas de ellas sonoras, divertidas, juguetonas. Lo que no aparece es el habla del venezolano, las formas de expresarnos que nos caracterizan y que constituyen hasta una forma particular de ver las cosas.

Por "habla del venezolano" no me refiero a lo coloquial o informal; ni a las definiciones o usos particulares que le damos a ciertas palabras; tampoco a los célebres dichos populares. Me interesa en cambio destacar dos formas del habla que son más medulares, que no dependen de referencias específicas, que se usan en una gran variedad de situaciones y que nos impactan en nuestra manera de ver la vida en general. Me refiero entonces a estas dos maneras de hablar: El uso del subjuntivo (fake news) y la despersonalización (lo determina el azar del señor portero).

El uso del subjuntivo y los fake news
Una manera sencilla de entender al subjuntivo es cuando nos capturamos a nosotros mismos hablando de situaciones hipotéticas, imaginadas, tanto que apunten al pasado como al futuro. Por ejemplo: "si hubiera sabido que había azúcar en el supermercado, habría entrado a comprarla"; o también "si el autobús llegara en los próximos cinco minutos, tendría chance de llegar a tiempo a clase." El subjuntivo usado de esa manera es inútil: en el primer caso es una queja culposa, mientras que en el segundo es una esperanza en grado de frustración, como diría un criminólogo.

Datos sobre cuántos compatriotas hablan así son difíciles de obtener, pero sí me consta que varias personas muy cercanas con quienes interactúo, hacen uso del subjuntivo de una manera cotidiana. Al darme cuenta de que aparte de inútil, puede llegar a ser perjudicial, he optado por gritar el equivalente al "spoiler-alert" que se usa para libros y películas: grito "¡subjuntivo alert!" para ver si me refuerzo el darme cuenta de ese hábito y ver si además logro hacer que ocurra algo parecido en la otra persona.

Ese hábito hace que muchos "analistas" transmitan a la población un negativismo ante el cual parece que tenemos pocas defensas. En los medios de comunicación, puede aparecer sin anestesia cualquier invento que desde la mirada subjuntiva no causa el menor resquemor. Es tomar muchas hipótesis no como puntos de partida para explorar, para aprender algo; sino tomarlas como puntos de llegada, para sentirse mal, para ni siquiera darse cuenta de que son situaciones hipotéticas, imaginadas.

Es algo cultural. Está tan cerca que se vuelve invisible en lo cotidiano.

La despersonalización y "lo determina el azar del señor portero"
Otro hábito del habla del venezolano que, de nuevo, no tengo datos estadísticos para indicar su prevalencia, es la de utilizar el "se" impersonal como pronombre aplicado a personas o cosas, de tal modo que el sujeto de la acción queda más o menos oculto en la frase. Por ejemplo: "la taza se quebró"; o "se te quiere." La misma persona que dice cualquiera de las dos frases es el primer sospechoso en haber quebrado la taza, o en querer a alguien; sin embargo no usa las palabras para indicar con claridad lo que pasa. Una forma ultra sofisticada de un equivalente al "se" impersonal, era el famosísimo "mantra" con el que César Miguel Rondón comenzaba su programa en Éxitos 99.9 a las 6:00 AM: "Determina el azar del señor portero..." que el principal titular con el que habría el programa era X. Era culpa del señor portero lo que realmente era una decisión editorial de él, es decir, querer comenzar su programa sin saber cómo lo iba a comenzar (sin entrar en hondonadas de que, quizás, sí sabía cómo quería comenzar, pero a lo mejor no todo el tiempo decidía saberlo o sí, o "en fin", como también lo diría él).

En todo caso, culturalmente hablando el uso de ese pronombre falso u ocultador es una práctica que denota una cierta humildad, pero que generalmente se usa como para no entrar demasiado en confianza o no "exponerse" más de la cuenta; cuestión que nadie realmente humilde pensaría en adelantar como estratagema. En la palabra escrita es sumamente utilizado para que, especialmente en ámbitos académicos y profesionales, lo dicho tenga un look más objetivo e imparcial como corresponde. De allí que universitarios sean, quizás, quienes mayormente traen eso al habla común y así se torna a lo impersonal en algo táctico para el día a día de todos.

Cambio cultural: cambio de creencias expresado en el habla cotidiana
Es curioso que en el primer caso, el del subjuntivo, a pesar de estar referido a algo imaginado o hipotético, no pareciera (esto es una hipótesis lanzada por mí - ¡subjuntivo alert!) que el hablante sienta el menor prurito en aparecer como sujeto en sus propias frases; mientras que en el segundo caso, la despersonalización, con frases más directamente referidas a hechos constatables, el hablante busca no estar directamente como muy visible.

Si la data sobre una masiva prevalencia apareciera (¡subjuntivo alert! - tipo hipótesis, nuevamente), estas características del habla del venezolano podrían indicar que en nuestra cultura valoramos lo inútil de los fake news, al mismo tiempo que no nos gustaría hacernos responsables de ello. Una frase a medio camino en la que Chávez en 1992 reconoció que ellos (los golpistas) sí tenían unos objetivos, pero que por ahora no fueron logrados: “Compañeros, lamentablemente, por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados”. Esa frase fue aplaudida como una gran hazaña en la prensa por haber aparecido él como "responsable" de un (no de su) fracaso. No estiró mucho la responsabilidad, porque habría quedado como demasiada mea culpa en la cultura dominante.

¿Cómo hacer para que una República con su Estado de Derecho, su División de Poderes, su Rendimiento de Cuentas ante la Ciudadanía y demás características de una nación moderna pueda tener cabida en una cultura como la nuestra? ¿Creemos realmente en nosotros mismos como pueblo cuando nos la pasamos del subjuntivo a la despersonalización? ¿Cómo combatir los fake news y la poca disposición a hacernos responsables, si todos los días nos las decimos y practicamos el ver si nos hacemos los locos?

Los cambios culturales son filos de navaja. Pensar, sentir, decir y hacer de la manera que corresponde a ciudadanos de un país moderno es una tarea pendiente para lograr superar nuestro desastroso presente. Crear nuevos rasgos en nuestra habla no aparece en ningún diccionario. ¿Cómo hacerlo?

22.9.20

El duro problema de la incongruencia


Parafraseando la famosa categoría en filosofía y ciencia, The Hard Problem of Conscience, quiero abordar este asunto de ser o no ser congruente y su importancia.

Si uno se toma el racionalismo demasiado intensamente, porque uno cree en la Ilustración, en la Ciencia, en la Modernidad, y siente que ser liberal y librepensador es como la mejor manera de ser ser humano por ahora; uno definitivamente rechaza, hasta con asco, cualquier incongruencia. Jesús de Nazareth diría que "es más fácil ver un rasgo incongruente en el discurso ajeno, que la propia vida incongruente que uno lleva." Twitter, sin importar las horas de curaduría que uno le dedique a su timeline, está inundado de críticas y reclamos que se hacen alrededor de este asunto de la incongruencia.

Por lo menos, hay algo cierto y es que ser congruente siempre, no es fácil ni se le da a todo el mundo por distintas razones; razones que inciden en lo que podríamos llamar el flujo de nuestro discurso y de los acontecimientos en los que estamos involucrados. Por ello, es fácil señalar incongruencias. Pero, lo que no es tan fácil es explicar por qué, a pesar de ser incongruentes, ciertos individuos lograr liderar procesos en los que muchas personas terminan colaborando con ellos, ante la mirada incrédula de quienes observan todo con un racionalismo exacerbado.

Tomemos el caso de los famosos pranes en las cárceles. Se supone que personas que están en la cárcel por delinquir, van a hacer lo posible por comportarse mejor cada vez para reducir su condena y luego, intentar reincorporarse a la sociedad de la mejor forma posible. Pero los pranes lideran operaciones que van en el sentido opuesto: conducen crímenes desde las cárceles y, además, cometen crímenes ahí mismo contra otros presos que se nieguen a colaborar con ellos. Desde el contexto carcelario, todo eso parece muy incongruente; pero desde la perspectiva gangsteril, el hecho de que los presos sigan haciendo lo que habían decidido previamente escoger como oficio, es congruente. Aquí vemos cómo las incongruencias coexisten con congruencias y, por eso, puede considerarse uno de los problemas duros de entender.

Otro caso: los Republicanos en EEUU argumentaron, ante la muerte del juez Scalia de la Corte Suprema de ese país, en 2016, que por tratarse de un año electoral el presidente saliente no debería escoger al nuevo juez sino que esa decisión debía dejársela a quien resultara electo. Cuatro años más tarde, ante la muerte de la juez Ginsburg, los mismos del Partido Republicano dicen que esa vacante debe ser llenada por el presidente en funciones, es decir, Mr. Trump. Eso es una incongruencia. Sin embargo, la parte congruente que toda incongruencia tiene sería que en 2016 los Republicanos hicieron lo que les convenía y, hoy, en 2020 quieren nuevamente hacer algo que les conviene.

A los políticos socialistas de muchas partes, al identificarse con los "pobres y explotados" del planeta, se les critica que les guste vivir en casas bellas, comer en restaurantes finos y pasar vacaciones en lugares paradisíacos. La única forma de medio evadir esa incongruencia sería que los gustos caros los financiasen con una herencia o con alguna otra fuente de ingresos legales provenientes de actividades productivas de algún tipo. Pero si la corrupción es lo que los ha convertido en millonarios, la incongruencia sería todavía mayor porque cada dólar que se cogen, se lo quitan a esa gente "pobre y explotada" que, según ellos mismos, se suponía que iban a ayudar.

Pero ¿Cómo explicar que unos gangsters como los del régimen militarista-socialista venezolano gocen de cierto apoyo en el país que han destrozado y en el escenario internacional? ¿Por qué la gente no reacciona ante tan graves incongruencias? Quizás suceda algo como lo que pasa con los Republicanos en EEUU: los socialistas tienen su discurso típico sobre los "pobres" porque les conviene; y, luego, al adueñarse del poder hacen cualquier cosa porque les conviene. Son, pues, incongruentes y congruentes a la vez. La gente quizás se fija en lo que son congruentes y termina apoyándolos.

La oposición venezolana, como los Demócratas en EEUU, podrían estar sufriendo las consecuencias de discursos y acciones que no llevan en sí mismas nada que las haga parecer congruentes. Pareciese que pura incongruencia resulta inaceptable. Algo de congruencia tiene que tener lo que digamos o hagamos para poder lograr lo que nos proponemos. La conveniencia es una fuente de congruencia, narcisista si se quiere, pero quienes estén lidiando con ese tipo de personas sabrán a qué atenerse. El gusto, parecido a la conveniencia, también es otra fuente de congruencia, porque el gusto no se discute y algo se puede hacer o dejar de hacer por puro gusto. Los dogmas también lo son, así como las propuestas identitarias.

Ser siempre congruentes tiene sus beneficios, es lo ideal, pero una mínima incongruencia puede arruinar la credibilidad basada en esa congruencia 100% pura. En cambio, ser incongruente puede subsanarse si hay algo de congruencia. ¿Qué otras fuentes de congruencia existen? ¿Qué diferencia hay entre ser congruente y ser auténtico? ¿O ser sincero, honesto, transparente? ¿Es el liderazgo el resultado de un manejo adecuado de la mezcla entre incongruencias y congruencias?

Ayúdenme por favor a entender.

6.7.20

FOMO, FOMI, hábitos y política

A raíz de la pandemia de la Covid19 me enteré del acrónimo FOMO (en inglés): Fear Of Missing Out. Esto se usa para indicar, especialmente entre gente joven, las conductas de quienes no se quieren perder de nada, los que le dicen que sí a toda invitación y se enredan la vida, porque no pueden soportar la idea de que otros hacen cosas que ellos no. O sea que se están perdiendo algo.

La relación con la pandemia es que ésta casi que acabó con el FOMO. Como todos están en cuarentena, encerrados sin poder viajar, salir a fiestar, etc., la sensación de FOMO se reduce considerablemente. Sin embargo, en condiciones normales el FOMO afecta a todos, independientemente de edad y otras características personales. Es, de alguna manera, algo cercano a la envidia y el resentimiento.

Algo que frecuentemente hago es que si encuentro un OUT, pienso en un IN (o sea, le busco la quinta pata al gato...). Entonces pensé en la posibilidad del FOMI: Fear Of Missing In que, en español, sería como el miedo a parar de hacer algo que uno normalmente hace. Eso sería el miedo al cambio, la incomodidad de comenzar una nueva etapa, la incapacidad para manejar la incertidumbre que emerge en una nueva etapa que implicará vivir nuevas experiencias.

El FOMO se vincula a la comparación envidiosa con otros. El FOMI se conecta con la dificultad de abandonar nuestros hábitos que, si son muy fuertes, ya no se trataría de hábitos sino de adicciones. ¿Y que tiene que ver todo esto con política?

En el contexto político actual dde 2020, se presentan los dilemas de la participación electoral y el de arreciar la presión internacional contra el régimen a través de sanciones cada vez más numerosas y fuertes. Existen al menos dos posiciones entre quienes se consideran de oposición: los que abogan por un acuerdo para participar electoralmente y que ven la eliminación de las sanciones como algo que lo facilitará; y quienes consideran que toda elección organizada por el régimen es un fraude cantado y abogan porque se aumente la presión internacional hasta lograr un gobierno de transición que sí permita organizar procesos electorales libres y legítimos. Una hipótesis o conjetura que propongo es que en ambos casos hay miedos (fears), pero que en el primer grupo es del tipo FOMO, mientras que en el segundo es del tipo FOMI.

El primer grupo estaría conformado por la "mesita", muchas ONGs como Dale Letra, Labo, etc., los alacranes que usurpan partidos y la dirección de la AN, María Corina, etc. La reacción tipo FOMO se habría producido porque dentro de la oposición han sido como excluidos o no totalmente integrados por el grupo dominante de los G4. Se vieron a sí mismos como relegados, como perdiéndose oportunidades de destacar y terminaron convirtiéndose en la oposición de la oposición. Ese resentimiento, por no haberlo trabajado quienes lo han venido sintiendo (y por no haberlo advertido quienes, quizás sin quererlo, lo provocaban), ha hecho un enorme daño a los esfuerzos por cambiar el actual régimen y comenzar a superar los gravísimos problemas que tenemos.

Pero el cambio podría producirle miedo al G4. 20 años siendo oposición puede haberse convertido en un hábito y hasta en una adicción. La discontinuidad en acciones, las torpezas en secuencia, en fin, la cantidad de actos fallidos entre intentos tipo golpes, dudas, etc., podrían indicar un FOMI, es decir, un deseo inconsciente de no querer dejar de ser oposición. Un temor al compromiso de pasar  a ser gobierno, a abrazar esa nueva etapa con toda la incertidumbre que ésta representa.

En síntesis, miedo, y ese miedo en ambos grupos no sirve sino para seguir perdiendo ante un enemigo fuerte e indudablemente desalmado. Detras del miedo hay una mentalidad de víctima que lo produce. En el discurso radical de las redes se arremete contra el régimen en clave de venganza y eso políticamente no ayuda. Pero menos ayuda cuando los ataques son dentro de la misma oposición.

Cero víctimización, cero miedo, full confianza, full diálogo. No hay dilemas. El cambio que producirá la derrota del régimen es lo prioritario para todos los venezolanos, incluyendo a muchos seguidores del oficialismo que sufren las terribles condiciones en la que se encuentra Venezuela y que no podremos superarlas si no corregimos el rumbo que hasta ahora han impuesto los militaristas que se han enquistado en el poder.

13.5.20

Efectos colaterales de la infodemia

Junto a la pandemia de la Covid19 parece haberse desatado también otro fenómeno conocido como infodemia: una exagerada y contagiosa producción de contenidos, serios o no, sobre la pandemia. Esos contenidos se producen porque hay audiencias ávidas que buscan reducir la incertidumbe y encontrar explicaciones que las ayuden a sobrellevar las cuarentenas que ya van por ochentenas. ¿Será entonces posible que además estemos ante unos efectos colaterales de los efectos colaterales de la pandemia?

Si hay algo que ha logrado consenso entre personas tan distantes en su forma de ver la existencia, como son los creyentes en Dios y los ateos, es el reconocimiento de que el patrón lógico que constituye el binomio causa/efecto podría ser incluso previo al mismo Dios. Dios sería entonces la primera causa y por lo tanto, para poder serlo, eso que conocemos como causa/efecto lo tendría que haber antecedido. Luego, cada efecto puede convertirse a su vez en causa que producirá nuevos efectos y así sucesivamente.

Por lo tanto, lo raro no es que se produzcan efectos colaterales de los efectos colaterales. El asunto es ver qué puede estar ocasionando la infodemia en quienes la padecen, especialmente a través de las redes sociales.Tengo una teoría: el tsunami de información produce una indigestión mental y esta indigestión produce a su vez un conjunto de distorsiones en muchas áreas de la vida.

La indigestión estomacal consiste en que ciertas partes del universo que pretendemos integrar a nuestro cuerpo al alimentarnos (definición de comer que tomo del filósofo R. Nozick), no pueden ser procesadas y tienden a ser expulsadas sin aprovecharlas, aparte de causar dolores y demás incomodidades. En la mental, las partes son del universo de la cultura y la información. Pero en este caso, ¿Cómo ocurre la indigestión?

Hay dos posibles formas en la que ocurre, las cuales pueden presentarse solas o juntas. La primera es porque la cantidad de lo ingerido es excesiva. Por ejemplo, sé de un caso de un joven que se tomó 2 jarras de licuadora Oster de Toddy, con un revoltillo hecho con una docena de huevos y al rato tuvieron que llevarlo a una clínica y operarlo de apendicitis. En el caso mental, el equivalente serían enormes cantidades de horas dedicadas a leer posts en Facebook, Instagram, Tweeter y ver videos en Youtube sobre la pandemia.

La segunda es porque la calidad de lo ingerido es deficiente o, simplemente, tóxica. Comerse unos camarones podridos produce no sólo indigestión, sino que puede llegar a matar a la persona. En el caso mental, la teoría conspirativa según la cual la iglesia católica, Bill Gates y no sé cuantos más involucrados estarían detrás de la producción de vacunas de la Covid19 para ponérselas a gente pobre y así eliminarlos, equivaldría a un langostino contaminado, con salsa rosada y aguacate piches.

La infodemia entonces puede producirnos efectos, unos quizás positivos al disponer de abundante información; pero también otros más bien negativos al indigestarnos con el exceso o con lo tóxico de la misma. Pero existe otra teoría que explica que las cosas no salgan bien: la "ley" de las consecuencias no intencionales. Supongamos por un momento que nadie que divulgue información sobre la Covid19 tiene realmente malas intenciones al hacerlo. ¿Por qué entonces terminamos indigestados? Las consecuencias no intencionales surgen cuando un sistema simple se relaciona con uno complejo y no puede "dar la talla."

Eso es quizás lo que nos sucede estomacalmente y mentalmente. Tenemos una capacidad de procesamiento que tiene un límite y no tener consciencia de ello nos expone a riesgos. Un virólogo estudia biología o medicina y luego hace postgrados, tomándole años el prepararse para comprender esas realidades. Las redes sociales tienden a crearnos la fantasía de que en unos minutos podemos convertirnos en especialistas de cualquier oficio o disciplina. Pero si no complejizamos nuestra mirada, nuestra capacidad analítica, y eso requiere de dedicación, constancia y, sobretodo, disfrute, no podremos subir nuestro nivel de complejidad a un punto en el que no nos intoxiquemos con la infodemia.

El efecto colateral del efecto colateral es una mente abusada, neutralizada, incapaz (como estómago) de procesar la (comida) información y, por lo tanto, el estrés se cronifica. El estrés afecta entonces a nuestro sistema inmunológico y nos hace más propensos a las complicaciones de la Covid19. Pero además nos afecta el uso de nuestra capacidad de análisis en general y se nos complica todo.

Los límites de nuestra capacidad cognitiva han sido estudiados. Bárbara Minto en su célebre "The Pyramid Principle" menciona la regla del 7 +/- 2: nuestro cerebro está hecho para manejar siete (más o menos dos) cosas simultáneamente. Si la cantidad es mayor, hay que agruparlas en grupos de cosas que sean afines de alguna manera. La Covid19 es un tema de salud. La gasolina es de otro grupo de temas. La crisis política es de otro. La armonía en comunidades, otro. Las ideologías, otro. El cambio climático, otro. La educación en línea, otro. La violencia doméstica, otro. La discriminación, otro. Las visitas de extraterrestres, otro. Y así...

La infodemia es cuando se mete todo eso en una licuadora y nos tomamos un vaso todos los días.

18.4.20

El dilema generacional de 2020

Una crisis de salud pública
Desde principios de este año la posibilidad de contagiarse, vía contacto entre humanos, de una enfermedad nueva sin cura efectiva y sin vacuna para la prevención, ha puesto en alarma al planeta. De lo que se va conociendo sobre la Covid19, se tiene que:

  • Puede afectar a cualquier persona; unos desarrollan síntomas, otros no.
  • Sobre el origen de la misma está claro que comenzó en Wuhan, China. Pero existen al menos dos hipótesis sobre el paciente cero: 1. Alguien que comió algo extravagante (una sopa de murciélago, o algo de otro animal no-domesticado); 2. Alguien de un laboratorio de virología que se contagió, por algún descuido, y luego salió a la calle.
  • Si se mantiene distancia física entre personas, si se evita tocarse la cara luego de haber tocado superficies en lugares públicos y si se lavan las manos con jabón y de forma prolífica, se puede evitar el contagio.
  • Países que han declarado cuarentenas tempranas (como Taiwan, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Alemania) e instruído a la población sobre cómo evitar el contagio, han logrado contener la proliferación exponencial de casos; los que no, están sufriendo las consecuencias de muertes directa o indirectamente causadas por lo agresivamente contagiosa que es esa enfermedad.
  • Los fallecidos tienden a ser en mayor medida personas de la 3a edad y, entre ellas, aquellas que tienen ciertas precondiciones como obesidad, diábetes y deficiencias cardio-vasculares.
  • Las cuarentenas van acompañadas de un cierre de actividades económicas no esenciales, permaneciendo activas los servicios de salud y alimentación. Esto está causando problemas de desempleo y reducción de ingresos que presionan a su vez, por un pronto levantamiento de las cuarentenas.
  • Es lógico entonces pensar que sea más probable que en los sectores más jóvenes de la población existan más casos asintomáticos, de desarrollo más leve de los síntomas o de mayor tasa de recuperación. Por lo tanto, es probable que la percepción de riesgo mortal en estos sea diferente (por ser menor) a la de sectores de más edad. Adicionalmente, al tener los más jóvenes menos ahorros para soportar semanas de cuarentena, combinado con una percepción de menor riesgo, estos van a presionar porque se levanten las cuarentenas lo antes posible.
Un posible conflicto entre millenials y boomers
Utilizando las etiquetas típicas del mercadeo actual que llaman a los menores de 45 años, millenials (generación Y); y a los mayores de 55 años boomers, quedando como en el medio la llamada generación X que termina asimilándose hacia abajo o hacia arriba, es posible que el conflicto se torne generacional. Los más jóvenes van a presionar por un regreso lo más pronto posible a la "normalidad." Los más viejos van a resistirse hasta que una cura efectiva y/o una vacuna estén disponibles.

Esta discusión sobre el camino a seguir indica que cualquiera de los extremos sería inconveniente, aunque por razones distintas. Por un lado si se impone la posición millenial, la cantidad de fallecidos será exagerada, y podría incluir personas mayores (o no) muy queridas para quienes sean más jóvenes. Y, por otro lado, si los boomers imponen su posición, la cantidad de personas viviendo en la miseria será exagerada, incluyendo a muchas personas jóvenes (o no) muy queridas para quienes sean más viejos.

La situación lleva a un juego peor que el suma cero, porque el resultado en ambos extremos va a resultar en un negativo neto.

El dilema de cambiar de hábitos
Al liberarse del mantener posiciones extremas ambos, millenials y boomers, tienen la oportunidad de coordinar acciones que reduzcan los inconvenientes creados por la Covid19.

Los jóvenes y los no tan jóvenes podrían regresar gradualmente a sus actividades productivas, educativas y de entretenimiento guardando protocolos estrictos de interacción que minimicen la posibilidad de contagiar y ser contagiados. Esto implica adquirir nuevos hábitos y sabemos lo difícil que es abandonar los hábitos pre-existentes. Por ejemplo, tocarse la cara a cada rato puede ser uno de esos hábitos difíciles con los que muchos tendríamos que lidiar y allí nos puede ayudar el uso de la mascarilla. El nuevo hábito de usar la mascarilla ayudará a superar el de tocarse frecuentemente la cara.

Los más viejos podrían voluntariamente guardar cuarentenas que sirvan para reducir su exposición por ser el grupo de mayor riesgo. Esto implica tomar conciencia de esa mayor vulnerabilidad y disponerse a cambiar el hábito de salir a reunirse fuera, por otro de reuniones virtuales utilizando las maravillosas facilidades que brinda Internet.

Una recomendación clásica en relación a cambios de hábitos y creencias es que se hace menos difícil abandonar un hábito inconveniente si simultáneamente se adopta uno nuevo que lo sustituya.

2020
Es obvio que para los esfuerzos de cambiar hábitos de convivencia que las circunstancias nos exigen individualmente a todos, jóvenes y viejos, se requiere del acompañamiento de las instituciones y organizaciones, tanto públicas como privadas. El ejemplo de quienes integran gobiernos y directivas de empresas va a ser clave. La humanidad cuenta con los recursos médicos y tecnológicos para que el impacto de la pandemia sea mucho menos grave de lo que otras pandemias tuvieron en el pasado. 2020 es un año en el que los clásicos conflictos entre generaciones podrían tener al menos una pausa. 

Esa pausa nos beneficiará a todos.