Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

9.12.22

La mala fe como sombra del Pragmatismo


Una conductora se desplaza en su vehículo por el canal izquierdo de una avenida. Llega a una intersección en la que no hay cruce a la izquierda y otro vehículo está detenido allí, esperando poder cruzar mientras obstaculiza ese canal. Ella se ve entonces obligada a detenerse y siente que le están haciendo perder su tiempo. Toca la corneta furiosamente para llamarle la atención al infractor. Él se molesta porque, según él mismo, no ve justificación para tanto escándalo.

¿Tiene mala fe el infractor al querer cruzar indebidamente obstaculizando la vía? ¿Tiene buena fe la conductora al tocarle la corneta con tanto énfasis para que no cruce y avance? ¿Cuál sería la reacción de la conductora si observa que al infractor un policía lo multa o alguien lo choca al cruzar?

Actuar pragmáticamente es considerado por algunos como algo positivo, pero para otros es todo lo contrario. El Pragmatismo como corriente filosófica es considerado, en una palabra, un antidogmatismo. Lo opuesto al Pragmatismo son entonces los fanatismos de todo tipo: políticos, religiosos, etc. En términos proactivos el Pragmatismo se puede distinguir como el darse cuenta de las posibles consecuencias que pueda tener lo que hagamos y decidir (existencialmente hablando) de acuerdo con los valores y principios que uno tenga. Quizás eso así no sea suficiente para darle un orden particular al mundo y, por tanto, no estaríamos ante un corpus filosófico como tal.

Sin embargo, es un hecho que el hacer (o dejar de hacer, que es también una forma de hacer a través de una no-acción deliberada) es un componente constitutivo del vivir; y darse cuenta de las consecuencias del hacer es parte del hacer de todo ser vivo. Qué, quién o cómo uno puede darse cuenta de algo es un asunto aparte, que excede el alcance del presente artículo. Por ahora asumamos que el darse cuenta (o consciencia), es uno de los recursos con los que cuentan los seres vivos para sobrevivir y que cualquier fanatismo o adicción (y también algunas enfermedades), pueden afectar esa capacidad en el sentido de reducirla o hasta eliminarla.

Una acción ejecutada por uno, deliberadamente o no, tiene consecuencias y estas pueden resultar positivas o negativas para otro (y para sí mismo, pero simplifiquemos por ahora esta posibilidad y pensemos en términos de uno / otro). Cada acción tiene un objetivo o intención definida (consciente o no) y esa intención puede ser calificada como "buena" o "mala" según la "fe" que se tiene hacia el resultado que se espera de la misma. Unas veces el objetivo coincide con las consecuencias, otras veces no. Así que ninguna intención pre-establecida cuenta con la certeza absoluta de que se realice de acuerdo con lo originalmente pensado. Pero toda acción, independientemente de su intención y de acuerdo con sus consecuencias, producirá reacciones tanto en quien la ejecuta como en quien es impactado por la misma. Las reacciones son un tipo particular de consecuencias que podríamos calificar de indirectas.

El siguiente esquema muestra las reacciones de uno / otro, según la intención con la que uno ejecuta acciones y las consecuencias directas de esas acciones para otro.


Uno puede darse cuenta de sus propias intenciones pero es difícil o imposible conocer de antemano las intenciones con las que otros vayan a hacer algo. Hipótesis: si las reacciones humanas tienden a ser universales (es decir que no varían según género, edad, etnicidad, u otras variables), podemos inferir el tipo de intención a través de dichas reacciones (propias y de otros), ante las consecuencias positivas o negativas de determinadas acciones.

En el caso del infractor que quiere cruzar a la izquierda donde no debe hacerlo, su reacción es airada al escuchar la insistente corneta que busca impedirle terminar lo que quería hacer. Por eso tiene una reacción "enemistosa" porque pareciera que él supone que la acción de la conductora sería resultado de su mala fe, mientras que él, por contraste, diría que tuvo buena fe en su intención (no quería molestar a nadie). A su vez, la conductora tocando corneta lo que hace es "reclamarle" sobre las consecuencias negativas del querer cruzar donde no debe, quizás suponiendo que, de paso, es algo que probablemente él esté haciendo de mala fe. Si, además, un policía agazapado decidiera actuar multando al infractor, este a lo mejor argumentaría que estaría apurado, que se trata de una emergencia para ayudar a alguien, etc.; en fin, intentaría "engañar" a la autoridad, sin reconocer ni un ápice de su mala fe, y dispuesto a ofrecer algún tipo de soborno (al haber una infracción, esta tiende a conectarse con otra y luego con otra, y otra...), para salir airoso del problema. Si la conductora observara al policía actuar correctamente, si pudiera se lo agradecería y además sentiría algo de schadenfreude (el placer de ver que alguien que produjo consecuencias negativas, no se sale con la suya impunemente). Si al infractor también lo hubiesen chocado, este a lo mejor se recluiría un tiempo en su casa sin manejar, aplicándose a sí mismo una dosis de ostracismo por no haber podido lograr su objetivo y, de paso, no lograr quedar impune. El policía, a su vez, habría experimentado alegría al sentir que actuó cumpliendo con su trabajo, honestamente y diligentemente.

El pensar en las consecuencias de lo que nos disponemos a hacer, reduce la posibilidad de actuar de mala fe. Sin embargo, un pragmatismo "dogmático" que consistiría en poder salirse siempre con la suya para obtener narcisísticamente beneficios propios, sin tomar en cuenta el perjuicio que se pueda ocasionar, puede descubrirse a través de observar reacciones tanto en uno como en otros. Un país en el que, por un lado, mucha gente muchas veces reclama, se siente enemiga, se excusa y se siente engañada; y, por el otro, pocas veces se alegra, se siente agradecida o experimenta schadenfreude, es un país en el que predomina un pragmatismo sombrío, uno en el que la moral (y no los muchos infractores) sufre de un ostracismo crónico.

28.11.22

¿Cuál son las diferencias y semejanzas entre debate, conversación y diálogo?

 


El debate es como el boxeo pero en vez de dar y recibir puñetazos, los involucrados dan y reciben argumentos. La idea es derrotar al otro, que caiga en la lona por knock out. No es fácil y cualquiera puede terminar derrotado en sus argumentaciones. La buena noticia es que con esos "golpes" se aprende, no solo a argumentar mejor, sino a tener una mejor idea del mundo y sus complejidades. Perdiendo en un debate se puede, a su vez, ganar en aprendizaje, siempre que se escuche atentamente a los contrincantes (de paso, escucharlos también resulta indispensable para poder ganar en los debates).


La conversación es como el baile, es una danza en la que el ritmo y la melodía son sustituidos por el tono y color de las palabras que vienen y van sin detenerse, pero respetando silencios que no son otra cosa que mostrar que lo que se quiere al final es disfrutar del otro, de lo que siente, dice y sabe, recíprocamente, y de la manera lo más honesta posible. Muy distinto al boxeo, aunque a veces pueden haber pisotones o también "avances" que pueden cruzar límites que el otro no quiere que sean ignorados. En esa "danza" ambos bailarines ganan, esa es la idea porque siempre será para divertirse.


El diálogo es como una combinación de debate y conversación, con el objetivo de negociar y ponerse de acuerdo con respecto a acciones específicas. Es como un ritual de guerra, un debate donde hay argumentos, pero que no se pretende que sean para hacerle knock out al otro, sino que es también bailar un poco, conversando con ese contrincante. La idea no es que uno de los dos salga derrotado, sino acordar algo entre ellos, algo que vayan a hacer juntos o que cada uno hará por su lado. 

Las tres actividades se parecen porque tienen su fundamento en el lenguaje, en las palabras que se intercambian, en plantear y escuchar cosas. Esto implica que las armas de fuego no son argumentos válidos y si una de las partes se empeña en que así lo sean, la otra parte debe tener las suyas o contar con el apoyo de quienes las tengan.


¿Qué pasa si el diálogo es entre la oposición desarmada (de armas de fuego) de un país, y el régimen militarista que ha llevado a la miseria a ese país? ¿Combinar debate y conversación es posible o es simplemente necesario? ¿Qué sucede con las armas como argumento o puesto eufemísticamente el respeto a los Derechos Humanos?

Los venezolanos solo pueden dispararle votos al régimen. ¿Será que el régimen acuerda debatir en esa arena a riesgo de quedar knock out?

4.11.22

Dilemas del libre albedrío

 


En una fábula de Esopo la zorra se convence de que estaban verdes unas uvas maduritas que no pudo alcanzar para comérselas. La zorra prefiere lo malo de engañarse y seguir aguantando la sed, antes que aceptar su fracaso en intentar alcanzar unas jugosas uvas. Toda decisión en la que nos enfrentemos a una alta probabilidad de fracaso, nos expone ante el dilema perverso de escoger lo malo para evitar lo peor.

Hay situaciones de la vida real que me dejan perplejo ante dilemas de este tipo.

Niños maltratados
Una maestra de preescolar me comenta del caso de un par de hermanitos, varón y hembra de 5 y 3 años aproximadamente, cuya conducta y trabajos en clase revelan señales de posibles maltratos en su hogar. Lloran frecuentemente, juegan poco, sus dibujos muestran figuras amenazantes en colores oscuros y trazos violentos, en resumen sus conductas contrastan con el resto de sus compañeros de clase. Al consultar la maestra con alguien si debería denunciar ese caso ante autoridades, la persona a la que consultó le respondió que si había pensado en la posibilidad de que estos niños pudieran llegar a estar peor en manos de instituciones de un Estado fallido como es el que actualmente tiene el país donde está ese preescolar.

Falsos y auténticos
Leo un reportaje sobre personas que viven en Estados Unidos, que tienen empresas y bienes inmuebles a pesar de haber declarado previamente que eran unos anti-imperialistas cuando formaban parte de un régimen militarista latinoamericano. En otras realidades hay anti-imperialistas genuinos que siempre están dispuestos a dar la vida en ataques suicidas en contra de Estados Unidos. Viendo el contraste entre ambos tipos de personajes me preguntaba si el cínico falso anti-imperialista no sería menos malo que el auténtico terrorista anti-imperialista.

Uvas verdes y democráticas
Finalmente, en regímenes militaristas que normalmente quieren parecer democráticos, aunque sea mínimamente, se organizan elecciones. Hay políticos opositores que saben que aunque las probabilidades de fracasar en cambiar el régimen por esa vía son altas, deciden "saltar" como la zorra de Esopo, en campañas electorales para terminar declarando que las "uvas democráticas" estaban verdes. Pareciera que escogen entre lo malo de participar en elecciones amañadas y lo peor que supuestamente sería no hacerlo.

Es posible que estos dilemas surjan cuando se cruzan dos factores que intervienen en la toma de decisiones: 

1. La alta probabilidad de empeorar una situación (en los 3 ejemplos arriba mencionados serían un peor trato para los niños, una proliferación de terroristas y una ausencia total de las prácticas de elegir a través del voto popular)

2. La necesidad sentida de querer hacer algo por mejorar una situación

Al cruzar ambos factores se obtiene lo siguiente:




El sentido común indica que si la probabilidad de empeorar es alta y es deseable hacer algo, lo preferible es quedarse con el malo conocido (en los ejemplos sería que los niños permanezcan en su casa; que los corruptos cínicos no sean tan rechazados como los terroristas; y que las elecciones ocurran aunque la probabilidad de que produzcan cambio sea mínima).

A veces dudo de si me queda algo de sentido común. Es posible que lo que me pasa es que ya no quiera hacer algo por cambiar lo que sucede, porque aunque no sea probable que la situación empeore, esta ya está muy mala y no veo nada bueno que valga la pena mantener. Sería como que la zorra no ve uvas, ni maduras ni verdes.

Ni siquiera está una parra en el camino.


8.10.22

Bosquejo de clasificación para una ética moral natural

Darwin lanzó una explicación sobre cómo las especies son consecuencia de un par de circunstancias por las cuales los seres vivos individuales pasan: a) sobrevivir y; b) algunos de los que sobreviven, se reproducen. Sobrevivir es entonces la consecuencia de lograr aplazar la inevitable muerte que espera a todo ser vivo. Y reproducirse es extenderle la vida a los genes que portan los individuos de cada especie.

Una moral natural básica sería la que distingue entre lo que haga más lento o más rápido la llegada de la muerte, siendo lo "bueno" el enlentecer y  lo "malo" el acelerar. Mientras más se tarde la muerte en llegar, habrá más vida y más oportunidades de reproducirse. Partiendo de esta distinción, todas las actividades de los seres vivos y los que las realizan tanto para sí mismos como para otros, podrían ser clasificadas como "E" (enlentecedoras de la muerte) y "A" (aceleradoras de la muerte). Por ejemplo, ingerir nutrientes (comer) sería tipo "E" porque prolonga la vida, ya que dejar de comer o dejar de tomar agua sin parar, produciría la muerte relativamente rápido. En cambio, enfrentar a un depredador en lugar de correr y huir, sería tipo "A" porque las probabilidades de terminar atrapado en sus fauces son muy altas.

Así como en ese par de ejemplos se trata de actividades que realizan individuos para sí mismos, existe también la posibilidad de que individuos afecten con lo que hacen a alguien más, sea porque hacen algo tipo "E" o tipo "A." Por ejemplo, un médico hace una cirugía a un paciente y evita que este se complique y muera pronto; en ese caso, el médico hizo algo tipo "E." Al contrario, si alguien va conduciendo borracho y atropella a un ciclista, ese conductor hizo algo tipo "A."

Las actividades tipo "E" no necesariamente son lentas en sí mismas, como tampoco las tipo "A" tienen que ser forzosamente aceleradas. Una actividad podría ser tipo "E" para quien la realiza y al mismo tiempo tipo "A" para alguien más (por ejemplo, un depredador se come a otro ser vivo para sobrevivir mientras que al otro se le adelanta su muerte).



La ética estaría entonces en hacerse la pregunta... ¿Esto (lo que sea) que voy a hacer o dejar de hacer retrasa mi muerte o la de alguien más? Si la respuesta es NO, lo más probable es que sea algo que adelante o acelere la propia muerte, la de alguien más o ambas.

Quienes ocupan cargos de autoridad en un gobierno hacen o dejan de hacer cosas que afectan la duración de la vida de muchas personas. Por ejemplo, que el sistema eléctrico falle frecuentemente, o que el suministro de agua o gasolina sea insuficiente para la demanda, hace que a muchas personas se les acelere la muerte. Por el contrario, un equipo de gobierno impecable puede crear las condiciones para que los ciudadanos logren hacer más lenta la inevitable llegada de la muerte, mientras viven a plenitud.

Pocas personas parecen estar conscientes de esta relación entre lo que se hace o se deja de hacer y sus consecuencias de fatalidad anticipada. Por eso es que existen las universidades donde se cultiva la excelencia, donde se aprende a hacer las cosas lo mejor posible y a darse cuenta de la responsabilidad que tenemos, con nosotros mismos y con los demás. Darwin quizás diría que eso es un instinto y ya.

Las universidades como lugar para recuperar nuestros instintos es una idea que me gusta.

23.8.22

La insoportable levedad (para Putin y sus amigos) de la serie El Servidor del Pueblo

 


La 3 temporadas de la serie El Servidor del Pueblo se convirtieron en un registro clave para entender la decisión de Putin de invadir a Ucrania. La gracia e impecabilidad del guion, el casting y la producción la convirtieron en la campaña política más espectacularmente exitosa para su creador, tanto que él es ahora el actual presidente de Ucrania, elegido por su pueblo en 2019 con el 70% de los votos. Es difícil saber si Putin vio la serie, pero asumamos que lo hizo por la importancia que esa serie ha tenido en la política ucraniana.

¿Qué se entiende de Ucrania al ver esta serie?
La clase política ucraniana aparece en la serie sumergida en una corrupción tan grande y normalizada que tanto los oligarcas industriales y comerciantes, como los ciudadanos de a pie asumen que "eso es así." Aunque de repente la gente, ante la posibilidad de un cambio, decide votar por Vasia (Zelensky), sin que el hecho de que este fuese un outsider en política los inhibiera. En la serie él es un profesor de Historia a quien sus alumnos lo empujan a la política filmándolo cuando da en clase un discurso anti-corrupción y lo inscriben (sin que él lo supiera) como candidato presidencial y gana (así como más tarde le sucedió al propio Zelensky).

¿Cuál es la relación entre la situación ucraniana y Rusia (y, por ende, con Putin)?
Ucrania formó parte de la Unión Soviética y luego de la caída del régimen comunista logró  establecerse como país independiente de Rusia, la que siempre fue el componente principal de la URSS. Sin embargo, a pesar de su independencia, Ucrania heredó la corrupción soviética y, al igual que Rusia, su post-socialismo la condujo hacia el modelo basado en un manejo corrupto y anti-liberal del Estado: la corrupción en Ucrania equivaldría entonces a ver en chiquito lo que Rusia sería en grande.

¿Es factible hacer historia del futuro sin que parezca ciencia-ficción?
Sí, definitivamente. Eso es lo que la serie El Servidor del Pueblo muestra. Y eso es lo que debe haber preocupado enormemente a Putin y a sus amigos corruptos. La serie se convirtió en una divertida hoja de ruta para que Ucrania supere el modelo anti-liberal corrupto (y, por un posible "contagio," también lo terminaría haciendo Rusia). En los 6 meses que cumple la invasión rusa a Ucrania, Putin ha tenido que malgastar muchas vidas y recursos, amenazar al mundo con usar su poderío nuclear y jugarse el prestigio como jefe de estado ante el resto del planeta y ante los mismos rusos. Nadie incurre en semejantes costos y riesgos, si las consecuencias de no hacerlo no fuesen realmente muy graves para él.

Zelensky logró ser presidente de Ucrania gracias a la serie. Pero es posible que la insoportable levedad (para Putin y sus corruptos) de El Servidor del Pueblo sea además la principal razón que explique la invasión rusa a Ucrania. Una manera de apoyar a Ucrania es ver esa serie disponible en Netflix. Verla no solamente sirve para entender la complejidad del caso ucraniano; también es una divertida forma de reflexionar sobre la política y sobre el tipo de cosas que haría falta hacer para detener las tendencias anti-liberales de este siglo que amenazan los avances que tuvo el mundo, al volverse cada vez más democrático en la segunda mitad del siglo XX.

19.3.22

¿Confianza o lealtad?


Las diferencias entre tipos de sistemas de gobierno en pugna en la actualidad, como son los autoritarismos y las democracias, son demasiado importantes como para que se las dejemos exclusivamente a especialistas en Ciencias Políticas. Por ello, me atrevo a proponer como una de las diferencias más importantes el que los primeros están asociados a la lealtad, en cambio los segundos a la confianza. Es probable que aprender a diferenciar estas dos actitudes, sirva para poder interpretar con más claridad el confuso escenario político en el que se ubica Venezuela y muchos otros países.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua relaciona ambos términos, es decir, de alguna manera los confunde. Al buscar el significado de "lealtad" indica que es la cualidad de ser "leal;" y al buscar "leal" indica que equivale a que alguien guarda la debida "fidelidad," la que a su vez es la cualidad de ser "fiel;" y esta palabra sirve para indicar que es alguien que no defrauda la "confianza" depositada en él. En resumen, ser "leal" es como ser "confiable."

Sin embargo, los sinónimos siempre me han parecido trampas de significado. Cada palabra tiene una energía propia, única, especial. Y creo que la energía de "lealtad" es diferente a la de "confianza." Lealtad es para mí un acto de subordinación, una relación asimétrica entre alguien con poder y unos "súbditos leales." Por el contrario, la confianza la asocio con una relación simétrica, entre iguales, entre ciudadanos.

Cuando en la Bolsa de Valores de Nueva York, alguien indica con un gesto que quiere comprar una acción o un bono (sea hecho este gesto con el cuerpo o digitalmente), eso indica un compromiso entre comprador y vendedor, un acto de confianza. Si uno de estos falta a ese compromiso, es penalizado y pierde la confianza de los demás en él. El capitalismo es entonces un sistema basado en la confianza y para funcionar bien requiere de un Estado de Derecho que la considere uno de sus pilares fundamentales.

Pero el socialismo y otros tipos de dictaduras hacen énfasis en la lealtad de los individuos hacia los poderosos que conducen el Estado. Estas autoridades dan órdenes y esperan que el pueblo (supuestamente siempre leal a sus jefes revolucionarios) las cumplan por las buenas. No hay negociaciones, sino decisiones tomadas. Si no las obedecen por las buenas, los jefes buscarán la forma de que obedezcan y permanezcan leales.

Los regímenes autoritarios exigen lealtad. El uso de este término debe ser mucho más frecuente en el discurso de los dictadores y sus sicofantes, que en los de los demócratas. Pero, gracias a la poca claridad del DRAE, esos discursos podrían hacer alusión a la confianza pero considerada como sinónimo de lealtad. A su vez, autodenominados demócratas podrían ayudar a detectar sus verdaderos propósitos autoritarios, si en sus discursos abundan referencias a una supuestamente necesaria lealtad a favor de ellos.

La confianza toma tiempo en consolidarse y se puede perder en un instante. Mucha gente que le perdió confianza a la democracia como sistema, se volvió presa fácil para los que se presentan demagógicamente como los elegidos para usar el poder a favor de quienes les sean leales. El rescate de la democracia pasa por dos acciones claves: uno, detectar con claridad a quienes exigen lealtad, para rechazarlos; y, dos, construir confianza entre los ciudadanos que preferimos el sistema democrático, propio de la Modernidad.

7.2.22

¡Subjuntivo Alert! Para contrarrestar la manipulación de ciertos análisis políticos

 


La investigadora española M.A. Urrutia (1) usó para ilustrar lo contrafactual, lo imaginario, estas frases en las primeras páginas de su tesis de doctorado: “Si hubiera llamado a mi novio, habríamos ido al cine.” “Si hubiera aparcado más cerca, habría llegado a tiempo a la cita.” Estas frases se refieren en una primera parte, o antecedente, a algo que habría podido ocurrir; y, luego se refieren en una segunda parte, como consecuencia de haber sucedido lo primero, a algo que hubiera ocurrido también. Son frases que producen cierta desazón, pero nada grave. La investigadora describe los efectos de esta manera pensar y sentir, así: «Las personas más dadas a rumiar las experiencias pasadas, especialmente con resultados negativos (v.g., adultos de avanzada edad o personas depresivas) incrementan la frecuencia de expresiones contrafactuales.» 


Aparte de rumiar en silencio o a capella… ¿Quién no ha escuchado a alguien (padres, tíos, profesores, etc.) decirle a otro, o a nosotros, frases parecidas? Por ejemplo, algo como: “Si no hubieras renunciado a la transnacional hace 15 años, no estarías hoy pasando trabajo.” El uso del subjuntivo Pretérito PlusCuamPerfecto (PPCP) -si hubieras…- puede convertirse en una especie de regaño para controlar a otro en una relación de poder y no sirve para nada a quien se le dice, porque: ¿Cómo regresar al pasado para evitar apretar el botón de send, y así impedir que saliera el email que contenía la carta de una renuncia voluntaria? Eso solo es posible en el cine, las novelas y los cuentos.


¿Qué tiene entonces que ver el subjuntivo PPCP con lo contrafactual y el análisis político? ¿Cómo la situación miserable en la que se encuentra Venezuela se relaciona con ciertos análisis que se ha hecho costumbre aceptar en los medios, sin chistar? ¿Existe alguna manera de detectar esos análisis que producen daños psicológicos, entre otros, en lugar de cualquier otro posible beneficio que aparenten ofrecer?


El subjuntivo PPCP se ha usado en Venezuela para hacer daños recurrentes, manipulándose a la gente de tal manera que termina aceptando, como si fuese inevitable, la continuidad del régimen militarista que ha sumergido a la gran mayoría de los venezolanos en un pozo de miseria. Lo contrafactual para desalentar a la gente, basado en el uso del subjuntivo PPCP, es algo como esto: “Si hubieran hecho lo necesario para derrotar al régimen, ya se habría salido de él; pero el régimen seguirá en el poder mientras no logren hacer perfectamente todo lo que hay que hacer.” Esa supuesta recomendación es en sí misma inalcanzable, porque implica ejecutar acciones exhaustivas, impecables, o sea algo pluscuamperfecto; es decir, hacer algo solo concebible y ejecutable por una especie de dios.


Como los venezolanos somos simples mortales, al hacer ese tipo de planteamientos ciertos analistas buscan que, simplemente, la conclusión lógica sea coexistir con el régimen o, en todo caso, irse del país. Hide or flight, never fight: esconderse o irse, nunca enfrentarse; justamente lo que el régimen depredador necesita para perpetuarse. Y esto ocurre porque frases cargadas de subjuntivos PPCP, desbordantemente irreales pero ensambladas de tal manera que parecen verdades académicas o científicas, las aceptamos cotidianamente sin ofrecer resistencia. Analistas que gozan de buena reputación las dicen (no tanto las escriben, de eso me dí cuenta por la dificultad en encontrarlas directamente haciendo búsquedas textuales en sus artículos) y medios, supuestamente opositores, aceptan divulgárselas.


He aquí una muestra:

  1. El siguiente párrafo no tiene directamente un subjuntivo PPCP pero es un “como si,” una comparación para atacar retóricamente a un oponente, no para entender mejor la situación: “Eso es como decirles a los venezolanos que tú estás nombrando un emperador, un Carlos V que no tiene que validarse ni ir a ningún proceso electoral, que no importa si es popular o no, que no importa si aglutina o no a las fuerzas opositoras y se queda per saecula saeculorum porque el «fin de la usurpación» no está a la vista.”

Luis Vicente León, Septiembre 2020, Revista Nueva Sociedad. https://nuso.org/articulo/venezuela-Maduro-Guaido/

En la entrevista este analista se empeña en demostrar la capacidad del régimen de seguir derrotando a la oposición. Es un conjunto de comentarios que describen la deplorable situación política; pero no hace un verdadero análisis de causas de lo que ha ocurrido y de las terribles consecuencias si continúa enquistado un régimen militarista como el actual. Y este analista generalmente se presenta como opositor, o neutro, y lo entrevistan muchos medios supuestamente opositores, o neutros, para que esa audiencia escuche algo tan interesadamente desalentador. Ante el paisaje que pinta este analista, sobra la pregunta: ¿Por qué tantos venezolanos han emigrado? Hasta este mismo analista parece que también se fue. Si en efecto ya está en el exterior ¿Por qué persevera en su empeño en decir cosas que beneficien al régimen?


  1. El próximo párrafo es un condicional, no exactamente un PPCP, en el que el autor como que casi quiere anticiparse a decir un “te lo dije y no lo hiciste”: “Si el gobierno logra unilateralmente reactivar la economía del país (y en buena medida va en camino de lograrlo) a pesar de las sanciones internacionales y sin el concurso de la oposición, esto sería una tragedia política para esta última. ..Por el contrario, si el gobierno y la oposición deciden reactivar juntos a la economía, ambos capitalizarán el resultado y la recuperación sería asombrosa. Los venezolanos, en especial los empresarios, tienen hambre de salir adelante y de volver a tener la calidad de vida que tenían antes. Son signos evidentes de los tiempos actuales.”

Jesús Seguías, Enero, 2022, El Reporte Global.

https://www.elreporteglobal.com/la-reactivacion-del-maduro-vete-ya/
Este analista secunda al anterior analista en sus intenciones de aprovechar oportunidades que le brindan medios opositores, para insistir en cosas como construir un cambio parcial o engañoso: en nombre de “empresarios con hambre de calidad de vida” (mientras más del 90% de la población sufre literalmente de hambre) plantea la necesidad de que “ambos bandos”, presentados como si fueran igualmente responsables del desastre que es Venezuela, se pongan de acuerdo para que por lo menos la economía funcione. La economía y, en general, todas las instituciones republicanas y la cotidianidad de la gente, tienen que ver con un cambio profundo en materia política. Pero eso no lo dice, porque al régimen militarista no le conviene.


  1. Por último el párrafo de un analista, economista, vinculado a los acreedores de la deuda conocida en predios opositores como bonos del hambre (endeudamientos de PDVSA y la Nación, despilfarrados impunemente por quienes los aprobaron, mientras ellos mismos destruyeron la principal industria del país). Desde esa óptica ¿Para qué se atreve a opinar más como abogado que como economista? Por supuesto, para tirarle pedradas a la oposición: “Esto sugiere que la decisión podría haber sido diferente si no hubiera estado pendiente un procedimiento de anulación en el CIADI en la solicitud de poner al lado la no comparecencia… El punto es que no presentar una defensa en los casos de reconocimiento hasta que se haya emitido la certificación de no comparecencia, involucra riesgos. Uno de ellos es que el tribunal puede no aceptar anular la entrada de no comparecencia. La otra es que aún en caso de hacerlo, lo vea como una medida dilatoria y lo lleve a estar menos dispuesto a presumir buena fe del demandado al considerar argumentos posteriores.”

Francisco Rodríguez, Octubre 2021, Reporte Global.

https://www.elreporteglobal.com/se-ha-debilitado-la-defensa-de-activos-durante-el-gobierno-interino/

Como si fuera un lobbista del régimen, busca ver de qué manera logra dañar la reputación de la oposición. Esconde lo insólito del abuso y la corrupción que rodean al tema que aborda y enfila sus baterías contra quienes buscan concretar un cambio político lo antes posible. Con finesse académica ataca a quienes luchan por salvar lo poco que el régimen depredador no ha podido destruir todavía.


¿Qué podemos hacer los venezolanos? Los jóvenes acostumbran a gritar ¡Spoiler Alert! para impedir que les cuenten demasiado una película o un libro que aún no han visto o leído. Por ello, propongo hacer uso del grito ¡Subjuntivo Alert! cada vez que leamos o escuchemos algo y nos demos cuenta de que estamos a punto de caer como presas del uso manipulador de ese modo verbal. Detectar a tiempo ese uso manipulador del subjuntivo PPCP (o de estrategias retóricas equivalentes) ayudará a que analistas empeñados, consciente o inconscientemente, en justificar al régimen que le ha declarado la guerra a los venezolanos, sean cada vez menos efectivos en hacerla.

A la mayoría de las personas les puede asustar que les gritemos ¡Subjuntivo Alert!. Pero es cuestión de atreverse y estar preparados para explicarles de qué se trata el rollo. Sea de manera directa o a través de los medios, lo contrafactual (fuera del mundo del cine, las novelas, los cuentos y del arte en general) usado para manipular a la gente, es super dañino y nos conviene combatirlo como parte de lo que debemos hacer en esta guerra híbrida en la que estamos, tal como la llama mi analista preferido Georg Eickhoff (2).

Pero esto último quedará para un próximo ensayo.

1. Urrutia, M.A. (2009). Bases cognitivas y neurológicas de la comprensión de textos contrafactuales. Serie Tesis Doctorales. Universidad de la Laguna. Santa Cruz de Tenerife.

2. Eickhoff, G. https://twitter.com/JorgeEickhoff

Imagen de Bart Simpson tomada de "Subjuntivo con verbos de influencia y voluntad"