Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

23.7.18

Niveles de transgresión

Salir a la calle en Caracas, como peatón o como conductor, es encontrarse en un ambiente rudo, hostil, de una obscena impunidad ante la ignorancia o la flagrante transgresión de las normas más básicas.

Consideremos el caso de los semáforos. La transgresión de desobedecer al semáforo como instrumento de una norma de ceder el paso de forma ordenada, no es tan simple como acatar o no la norma. Hay niveles de transgresión:

Nivel 1:
El transgresor llega a la intersección, tiene la luz roja y pasa. "Se comió la luz" solemos decir en Venezuela cuando eso ocurre.

Nivel 2:
El transgresor llega a la intersección, tiene la luz roja y va a pasar otro carro que tiene la verde pero este se adelanta y hace que quien tiene el derecho a pasar, se detenga.

Nivel 3:
Igual al nivel 2 pero el transgresor le agrega un insulto a quien pretendía pasar con la luz verde.

Nivel 4:
El transgresor llega a la intersección, tiene la luz roja, pero un carro está delante de él. Le toca corneta para que se coma la luz. No solamente quiere transgredir la norma sino que el que está delante lo haga también para que no le impida hacerlo a él.

Nivel 5:
Igual al nivel 4 pero el transgresor le agrega un "toquesito" con su parachoques delantero, al parachoques trasero del carro que tiene adelante para que se mueva.

Esto último me sucedió hace poco en el semáforo que queda al principio de la Principal de Mariperez, en la esquina de la sinagoga. No me moví y se me planteó el dilema de si bajarme a reclamar o no. Opté por lo segundo y me prometí a mi mismo escribir algo al respecto. Claro que pensé en la cantidad de neuróticos y sociópatas en circulación, con el riesgo que implica tratar con esas personas que asumen la irracionalidad como su modo preferido para operar.

Esa irracionalidad es contagiosa. Por instinto de cardumen, muchos terminan adaptándose a lo que una aparente mayoría considera como "default". Y la pregunta es si eso se limita solamente a las calles o se presenta en otros ámbitos. ¿Serán semáforos las normas de licitación para no asignar contratos a dedo y las de contratación de personal para no llenar de familiares los cargos más importantes? ¿Serán semáforos las normas ambientales y de mantenimiento que impidan un deterioro irreversible de los recursos y sistemas de soporte para una vida sana? ¿Será la Constitución el gran semáforo que impida choques entre poderes y garantice un desarrollo armónico de toda la sociedad?

Las calles son un reflejo, un síntoma que indica cómo se está conduciendo el país. Cuando veo a un taxista transgresor en cualquiera de los "niveles de transgresión" arriba mencionados que, de paso, es alguien que cuando está en la calle está en su sitio de trabajo, pienso que sería como ver a un médico entrar al quirófano luego de ir al baño, sin lavarse las manos, ni ponerse guantes, dispuesto a "operar". ¿Tiene un taxista así idea de lo que significan las vías y sus normas de uso? ¿Es ese taxista alguien que sabe mínimamente lo que está haciendo?

No parece coincidencia que el Estado haya terminado a cargo de un chofer. Obviamente un chofer transgresor. Un chofer cuyas prácticas se contagian aceleradamente a toda la sociedad venezolana. En los semáforos las normas no las transgreden solamente los enchufados (que son los más vistosos ejemplos de la actual camionetotacracia), lo hace casi todo el mundo.

Las calles son una oportunidad para mostrar quién es realmente de oposición, de oposición al caos representado por los valores del actual régimen.