Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

18.1.15

¿Leer las estrellas?

Los astrónomos tienen un oficio muy parecido al de ratones de biblioteca: leer. Ayudados por variados instrumentos se dedican a descifrar lo que la energía escribe sobre la materia. Cuando observan un planeta ubicado a 450 años-luz de la Tierra, están leyendo algo que se "escribió" hace un buen tiempo, igual que cuando un estudiante lee El Rey Lear, escrito por W. Shakespeare hace muchísimo menos tiempo, si hacemos la comparación.

No Shakespeare, pero sí otros autores se encuentran ahora escribiendo nuevas obras dramáticas o cualquier otro tipo de obras. Esas páginas no llegan todavía a la biblioteca, ni nadie puede mirar desde atrás del escritor a la pantalla que recibe el texto siendo creado. Así está ocurriendo simultáneamente ahora en el sistema solar del planeta mencionado: la energía continúa escribiendo y enviando lo escrito, pero ningún astrónomo tendrá acceso a ello hasta que sea registrado por algún instrumento dentro de cuatro siglos y medio.

Poco pueden decirnos los astrónomos de lo que esté ocurriendo en tiempo real fuera de nuestro vecindario cósmico. Son relatores de una arqueología de la materia y sus interacciones. Sólo pueden contarnos cosas del pasado, en el presente.

Este oficio tradicionalmente lo asociamos a través de la ciencia ficción, muy especialmente, al futuro; y es paradójico que tenga tanta carga de pasado. Ejercicios proyectivos, de anticipación, pierden sentido a medida que se refieran a eventos que ocurrirían más y más lejos de donde nos encontramos. Incluso resulta muy difícil lograr plasmar una simultaneidad con eventos relativamente muy cercanos a nosotros.

J. L. Borges era un ratón de biblioteca. Fue un arqueólogo de la literatura que sin pretensiones utilitaristas, como tampoco las tienen los serios arqueólogos de las civilizaciones, relata un pasado en el presente, para brindarnos riquezas insospechadas a sus lectores. De él hemos recibido recursos para comprender o, sencillamente, para quedar perplejos ante la aventura humana.

¿Tienen los astrónomos una misión similar? ¿Son los arqueólogos del cosmos los que nos brindarán también oportunidades para conocernos mejor, cuando nos haga falta? ¿No será que todos de alguna manera terminamos leyendo a quienes escriben lo que han descifrado de lo que han leído, escrito por alguien más, o por alguna otredad?