Blog personal en el que...

Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

25.4.15

Legitimación inconsciente a través de un parentesco fraudulento

No se trata de un caso particular, sino de un fenómeno colectivo. Buena parte del storytelling chavo-madurista se basa en el uso indiscriminado de categorías de parentesco que, si bien su uso ha sido mas o menos tradicional en Venezuela, lo novedoso es que han hecho de todo para que la gente se lo crea literalmente. Es tan grave el asunto que quizás eso explique lo masiva e impune que se ha vuelto la corrupción en Venezuela.

El origen se remonta a los venezolanos "verdaderos", los aborígenes que poblaron estas tierras. Ellos fueron invadidos, expoliados y expropiados (aunque aparentemente no utilizaban nada parecido al concepto de propiedad), por europeos llegados con Colón y subsiguientes. Probablemente porque no existe continuidad de un linaje claro e identificable por ese lado aborigen, la etiqueta de "verdaderos" venezolanos pasa a ser paradójicamente adherida a héroes independentistas descendientes de europeos, con Simón Bolívar a la cabeza.

Este venezolano pasa entonces a ser considerado el "padre de la patria" y por extensión una especie de padre para todo aquel que pertenezca a la venezolanidad. Eso se creía, hasta que una especie de héroe fabricado a fuerza de costosísimas campañas financiadas con abundantes ingresos petroleros (pertenecientes a todos los venezolanos), se erige como "el hijo" (el único hijo que Bolívar nunca realmente tuvo). Esa metáfora que hasta finales del Siglo XX se utilizaba para referirse ocasionalmente al Libertador, es convertida, por los vivarachos que gobiernan al país desde principios del Siglo XXI, en una relación de parentesco en el sentido literal.

El "padre" era entonces el "dueño" de Venezuela y, por lo tanto, su "hijo" la heredó. Como pasó a ser propiedad del "hijo", este entonces podía hacer lo que mejor le pareciera con ella (por ejemplo, haciéndole regalos a Fidel Castro), sin rendirle cuentas a nadie. Así el chavismo se fue convirtiendo en la operación de privatización fraudulenta mas espectacular que haya ocurrido en toda la historia del planeta, con excepción quizás de los despojos, o tomas de botín, que realizaban ejércitos vencedores en los territorios de adversarios derrotados.

Al morir ese único hijo de Bolívar, quien lo sucede debe, automáticamente, considerarse el nieto del padre de la patria. Este nieto a su vez considera que tiene hermanos con quienes comparte la herencia. Es curioso que el uso del termino "hermanito" se hace cada vez mas común en el habla popular y parece justificar, con ese diminutivo, las migajas que han permeado hacia vastos sectores que continúan siendo esencialmente pobres (aunque aparentemente orgullosos de su supuesto linaje heroico como "bolivarianos").

Actualmente en Brasil y en Guatemala hay fuertes protestas anticorrupción, por casos que resultan pálidos al compararlos con la danza multimillonaria en dolares que bailan cotidianamente los corruptos venezolanos. Acá pareciera que las fortunas malhabidas no son producto de actos delincuenciales, sino el resultado de aplicar el celebre dicho "lo que se hereda, no se hurta." La corrupción ha sido naturalizada de tal manera, que cada socialista destacado pretende convertirse en un legitimo "hijito de papa" Estado.

Esa es la "familia" chavo-madurista. Ricachones dueños de una cuantiosa herencia, que juegan a organizar fiestas electorales, a las que invitan a participar pero sin ganar... porque así perderían sus privilegios heredados. ¡Tremendo fraude! pero este año, con las parlamentarias, podemos comenzar a cambiar ese insólito engaño.

6.4.15

Si no es terrorismo ¿Qué es?

Finaliza Semana Santa, una época para vacacionar o para reflexionar pero no para dispararle a nadie y mucho menos si se cumpliera con la explícita suspensión de porte de armas que se anunció para estas fechas. Hace un rato escuchamos unas detonaciones tan fuertes que parecían armas de guerra. Fueron muchas, demasiadas, para el terror que sólo una de ellas es capaz de producir.

Luego, gritos de personas. '¡Los mataron!' fue una de las frases más repetidas. Nosotros en el apartamento muy asustados nos buscamos para estar cerca, para abrazarnos, como si fuésemos una pequeña manada ante un ataque inesperado de depredadores. Lágrimas por terror a esa violencia que ya no se nos acerca por Internet o por ningún otro medio, sino que se hace sentir allá afuera, sin que nadie nos lo cuente.

Llamé al vigilante del edificio y me relató: que se lanzó al piso cuando escuchó tantos disparos y tan potentes; que intentaron asaltar unas personas que iban en una camioneta; y que hay un señor tirado en la acera.

Mi esposa nos distribuye una cucharada de Pasiflorum a cada uno de nosotros. Le digo que voy a bajar hasta la caseta de vigilancia para ofrecerle también una cucharada al vigilante. 'Ten cuidado' me dice.

Bajo a PB y no soy el único vecino conmocionado que no pudo quedarse, a pesar de ser casi medianoche, en su apartamento. Los vecinos observamos el desastre a distancia, sin saber qué decirnos. Le pregunto al vigilante si quiere calmante natural. Asiente, le digo que busque una cuchara, la trae y se la lleno.

Al regresar a la casa me dí cuenta que escribir un tuit era insuficiente.

No me importa si lo llaman ajustes de cuentas, o conflictos entre bandas, o resistencia al robo. Nada de eso justifica la inacción del Estado venezolano. Tampoco tienen sentido las pocas acciones que realizan, como las "alcabalas urbanas" en las que nos hacen bajar la velocidad y se dedican a pedir papeles a gente que estudia o trabaja. Ni siquiera en las cárceles, donde los tienen presos, logran desarmarlos ni impiden que se desate la violencia. ¿Qué puede esperarse cuando los delincuentes andan, tranquilazos y armados, circulando por donde quieren?

¿Qué sentido tiene que el Estado promueva la aparición de 'patriotas cooperantes´ para perseguir a opositores, como si esa fuese la verdadera delincuencia?. Venezuela no está chévere, más allá de que proclamen a los cuatro vientos de que lo es. Los altos niveles de violencia delincuencial son una forma de terrorismo que afecta a todos, seamos o no opositores, y sin duda afecta también al turismo nacional e internacional que con esas mentirosas campañas se busca promover.