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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

13.5.20

Efectos colaterales de la infodemia

Junto a la pandemia de la Covid19 parece haberse desatado también otro fenómeno conocido como infodemia: una exagerada y contagiosa producción de contenidos, serios o no, sobre la pandemia. Esos contenidos se producen porque hay audiencias ávidas que buscan reducir la incertidumbe y encontrar explicaciones que las ayuden a sobrellevar las cuarentenas que ya van por ochentenas. ¿Será entonces posible que además estemos ante unos efectos colaterales de los efectos colaterales de la pandemia?

Si hay algo que ha logrado consenso entre personas tan distantes en su forma de ver la existencia, como son los creyentes en Dios y los ateos, es el reconocimiento de que el patrón lógico que constituye el binomio causa/efecto podría ser incluso previo al mismo Dios. Dios sería entonces la primera causa y por lo tanto, para poder serlo, eso que conocemos como causa/efecto lo tendría que haber antecedido. Luego, cada efecto puede convertirse a su vez en causa que producirá nuevos efectos y así sucesivamente.

Por lo tanto, lo raro no es que se produzcan efectos colaterales de los efectos colaterales. El asunto es ver qué puede estar ocasionando la infodemia en quienes la padecen, especialmente a través de las redes sociales.Tengo una teoría: el tsunami de información produce una indigestión mental y esta indigestión produce a su vez un conjunto de distorsiones en muchas áreas de la vida.

La indigestión estomacal consiste en que ciertas partes del universo que pretendemos integrar a nuestro cuerpo al alimentarnos (definición de comer que tomo del filósofo R. Nozick), no pueden ser procesadas y tienden a ser expulsadas sin aprovecharlas, aparte de causar dolores y demás incomodidades. En la mental, las partes son del universo de la cultura y la información. Pero en este caso, ¿Cómo ocurre la indigestión?

Hay dos posibles formas en la que ocurre, las cuales pueden presentarse solas o juntas. La primera es porque la cantidad de lo ingerido es excesiva. Por ejemplo, sé de un caso de un joven que se tomó 2 jarras de licuadora Oster de Toddy, con un revoltillo hecho con una docena de huevos y al rato tuvieron que llevarlo a una clínica y operarlo de apendicitis. En el caso mental, el equivalente serían enormes cantidades de horas dedicadas a leer posts en Facebook, Instagram, Tweeter y ver videos en Youtube sobre la pandemia.

La segunda es porque la calidad de lo ingerido es deficiente o, simplemente, tóxica. Comerse unos camarones podridos produce no sólo indigestión, sino que puede llegar a matar a la persona. En el caso mental, la teoría conspirativa según la cual la iglesia católica, Bill Gates y no sé cuantos más involucrados estarían detrás de la producción de vacunas de la Covid19 para ponérselas a gente pobre y así eliminarlos, equivaldría a un langostino contaminado, con salsa rosada y aguacate piches.

La infodemia entonces puede producirnos efectos, unos quizás positivos al disponer de abundante información; pero también otros más bien negativos al indigestarnos con el exceso o con lo tóxico de la misma. Pero existe otra teoría que explica que las cosas no salgan bien: la "ley" de las consecuencias no intencionales. Supongamos por un momento que nadie que divulgue información sobre la Covid19 tiene realmente malas intenciones al hacerlo. ¿Por qué entonces terminamos indigestados? Las consecuencias no intencionales surgen cuando un sistema simple se relaciona con uno complejo y no puede "dar la talla."

Eso es quizás lo que nos sucede estomacalmente y mentalmente. Tenemos una capacidad de procesamiento que tiene un límite y no tener consciencia de ello nos expone a riesgos. Un virólogo estudia biología o medicina y luego hace postgrados, tomándole años el prepararse para comprender esas realidades. Las redes sociales tienden a crearnos la fantasía de que en unos minutos podemos convertirnos en especialistas de cualquier oficio o disciplina. Pero si no complejizamos nuestra mirada, nuestra capacidad analítica, y eso requiere de dedicación, constancia y, sobretodo, disfrute, no podremos subir nuestro nivel de complejidad a un punto en el que no nos intoxiquemos con la infodemia.

El efecto colateral del efecto colateral es una mente abusada, neutralizada, incapaz (como estómago) de procesar la (comida) información y, por lo tanto, el estrés se cronifica. El estrés afecta entonces a nuestro sistema inmunológico y nos hace más propensos a las complicaciones de la Covid19. Pero además nos afecta el uso de nuestra capacidad de análisis en general y se nos complica todo.

Los límites de nuestra capacidad cognitiva han sido estudiados. Bárbara Minto en su célebre "The Pyramid Principle" menciona la regla del 7 +/- 2: nuestro cerebro está hecho para manejar siete (más o menos dos) cosas simultáneamente. Si la cantidad es mayor, hay que agruparlas en grupos de cosas que sean afines de alguna manera. La Covid19 es un tema de salud. La gasolina es de otro grupo de temas. La crisis política es de otro. La armonía en comunidades, otro. Las ideologías, otro. El cambio climático, otro. La educación en línea, otro. La violencia doméstica, otro. La discriminación, otro. Las visitas de extraterrestres, otro. Y así...

La infodemia es cuando se mete todo eso en una licuadora y nos tomamos un vaso todos los días.

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