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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

17.11.10

Expropiaciones justificadas

La expropiación es una herramienta del Estado para producir cambios que beneficien a los habitantes del país. Una expropiación no debe ser una simple adquisición forzosa de un negocio privado para que ahora el Estado se convierta, simplemente, en el nuevo dueño. Cuando las expropiaciones se convierten en un instrumento para la estatización de la economía, todos los venezolanos salimos perjudicados mientras, muchas veces, quienes se benefician son los pocos que quieren desinvertir en un país que parece aproximarse al barranco del Comunismo.

Para ir desde Chapellín y La Florida hacia el Sur hay que pasar por una especie de embudo de una cuadra, que se llama Calle Cuello, la cual va desde la esquina de la Av. Los Mangos con la Calle Real de Chapellín hasta la Calle García. Desde allí, la ruta hacia el Sur continúa si se hace un pequeño viraje a la izquierda para seguir por la Calle Alameda y luego por la Calle La Estrella, hasta llegar a la Av. Libertador. A esa calle embudo han podido agregarle un apellido para que quede como 'Calle Cuello'e Botella' porque al llegar a la 'Calle Sargento García' (por lo lenta), produce no sólo congestionamiento, sino choques a cada rato.

¿Qué hacer con la intersección entre Cuello'e Botella y Sargento García? Pues expropiar una quinta vieja que queda en la esquina para tumbarla, dar continuidad de la Cuello a la Alameda y colocar semáforos. Dato curioso: todo eso queda a escasas 3 cuadras del edificio de PDVSA, tan absurdamente preocupada por ejecutar obras de urbanismo en la ciudad.

Otro ejemplo de expropiación necesaria: Cerca de allí, en el Boulevard de Sabana Grande a la altura de la Av. 3 de Las delicias, el Gobierno está terminando de construir el CEC, un gran edificio que estuvo abandonado por mucho tiempo. Llama la atención que tres inmuebles viejos quedan atrapados entre los dos frentes que tiene esta enorme torre y que el Estado no haya procedido a expropiarlos para demolerlos y brindar un espacio que integre mejor al boulevard con esta nueva e imponente edificación.

Llaman también la atención los edificios casi expropiados, que quedan en manos de Fogade al ejecutar garantías de bancos intervenidos, como son abandonados e invadidos. Entre ellos destaca la enorme torre ubicada en la Av. Andres Bello, a apenas 3 cuadras del recién absurdamente expropiado Sambil de La Candelaria, que ahora deberá expropiarse a la gran cantidad de invasores que se han adueñado de ella para desmantelarla impunemente.

Inversionistas extranjeros y nacionales vinculados a CANTV, EDC, Sidor, etc., quizás exhalaron emocionados y satisfechos, cual ganador de lotería, al recibir sus cheques por la estatización de sus empresas. Sin embargo, la economía no creció con esos actos y muchos programas sociales básicos en materia de salud, educación e inraestructura se vieron disminuidos por el desvío de los recursos hacia la estatización que no es más que un simple cambio de dueño. El mensaje que se deja en el ambiente es que en Venezuela hay un gobierno insaciable que quiere adueñarse de todo.

Los más recientemente expropiados no han contado con la suerte de recibir rápidamente sus cheques y el mensaje que queda en el ambiente es que ahora el pulpo-estado agarra sin ni siquiera respetar las leyes que protegen la propiedad. Mientras tanto, mejoras concretas como las referidas más arriba, no las hacen.

Los estebanistas, a pesar de los enormes ingresos petroleros que han administrado, se han esmerado en empobrecer a Venezuela y, todavía peor, han instaurado el absurdo como principio rector de las políticas públicas: lo que deben expropiar no lo hacen, mientras se desviven por expropiar lo que no produce ningún valor agregado al país, sino desinversión.

La Democracia, respetuosa de las libertades y los derechos humanos, a diferencia del Estebanismo, sí ofrecerá a partir de 2012 un conjunto claro de reglas de juego que impulsen la inversión, con la consecuente creación de empleos y oportunidades que brinden prosperidad para vastos sectores de la nación. Un ambicioso programa de re-privatización corregirá los entuertos, incentivando nuevamente la inversión y obteniendo ingresos frescos para impulsar significativos programas sociales para todos los venezolanos. Pero también, deberá hacerse un uso inteligente de la expropiación como instrumento de políticas públicas, usándolo para mejorar la movilidad en nuestras ciudades, ampliar los espacios públicos y construir modernas instalaciones recreativas, deportivas y culturales que eleven drásticamente la calidad de vida y el atractivo turístico de nuestro destartalado país.

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