Escuché hace poco a una de las altas autoridades del Estado venezolano referirse al oxímoron 'hechos inciertos'. Un oxímoron es cuando dos términos resultan contradictorios al unirse, como decir 'bondadosa crueldad' o 'frescamente podrido'. Como no es literatura sino política, el uso de oximorones no solamente es extraño sino que nos genera suspicacias.
La declaración de alto nivel antes referida surge de una supuesta amenaza de guerra que Colombia lanzó hacia nuestro país. Colombia es un país que sufre una guerra intestina desde mediados del siglo pasado en la que grupos armados se enfrentan al Estado colombiano y se enfrentan entre ellos. Con la vasta frontera entre ese país y el nuestro, existen altas probabilidades de que personas pertenecientes a esos grupos entren y salgan de Venezuela con relativa facilidad.
De hecho (o 'ciertamente'), tanto miembros de las FARC, del ELN y de las Autodefensas o paramilitares, han sido vistos y hasta detenidos en territorio venezolano. También es un hecho que oficialistas han declarado su afinidad ideológica con lo que ellos llaman ejército de lucha insurgente por quienes abogan para que se les otorgue un caracter beligerante no terrorista. Pero, lamentablemente, también se ha constatado que para hacer canjes y producir dinero, esos grupos hacen secuestros no sólo a colombianos sino también a venezolanos.
Dado ese conjunto de hechos (que redundantemente podemos agregarle el adjetivo de 'ciertos'), es difícil comprender la respuesta que el Gobierno de Venezuela lanza ante la denuncia colombiana de supuestos campamentos de las FARC en territorio venezolano: romper las relaciones diplomáticas. Se invocó a la soberanía, se acusó a Colombia de estar manipulada por el imperialismo, se consideró esa denuncia colombiana como una amenaza de guerra, pero ninguna de éstas nos ha parecido una respuesta inteligible. No se entiende con claridad la respuesta venezolana dentro del contexto asociado a la solicitud colombiana.
Por otra parte, ha habido recientemente otro oxímoron implícito en las respuestas del gobierno a la crisis de PuDreVAL. Es como si quisieran hacer ver que el problema de los containers fuese una 'realidad fantástica'. Admiten por un lado que sí ha habido descuido y hay funcionarios presos que serán sometidos a un juicio, pero consideran fantasiosas (o intencionadas falsedades) las cantidades de kilos de comida que los mismos documentos del gobierno indican que se pudrieron o que ni siquiera llegaron al país. Nuevamente, se nos pretende encerrar a los venezolanos dentro de otro oxímoron para que nos quedemos perplejos sin entender y, sobre todo, sin entusiasmo para discutir con un interlocutor que no va a hacerlo porque no le interesa y porque hasta podría decirse que se burla de nosotros.
Si seguimos investigando el lenguaje oficialista probablemente encontraremos montañas de containers repletos de oximorones podridos, que han contaminado la discusión política para producirle ganancias a quienes creen que sólo son aceptables los monólogos con el pueblo.
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