Creo que encontré la solución para la crisis política venezolana: juguemos SocVol, es decir, Socialismo Voluntario. Esta idea se me ocurrió cuando le dices a Morel en la reunión del Consejo Federal de Gobierno que no lo vas a obligar a ser socialista, pero que mejor se una a la construcción del Socialismo porque es inevitable. De esta frase pude extraer un par de temas interesantes: 1) No tiene por qué haber obligación de ser socialista, o sea, que debe tratarse de un acto voluntario; y 2) Que tienes la opinión de que el Socialismo es inevitable, o al menos tienes la esperanza de que así sea.
Definamos antes lo que entendemos por Socialismo: es una doctrina según la cual los obreros merecen ser los dueños de los medios de producción y de esa manera optar por un mejor nivel de vida. Una perversión de esta doctrina es la del caso cubano en el que se considera al Estado Socialista como una especie de representante ad hoc de los obreros y, en consecuencia, se apropia de los medios de producción en nombre de ellos, los pone a trabajar, unos cuantos militares burócratas se benefician y los pobres obreros siguen viviendo mal después de 50 años de supuesto Socialismo cubano. Pero, aclarémoslo desde ya, nadie quiere implantar en Venezuela el modelo cubano, ni siquiera tú Esteban.
Si no se quiere implantar el modelo cubano, entonces toda empresa estatizada en Venezuela debe pasar lo antes posible a ser propiedad de todos los venezolanos o mejor, más directamente, de los trabajadores que laboran en cada una de ellas. Llamemos a ese sector de la economía, el Socialista. Si cada trabajador es dueño de 1 acción de su empresa, ésta es entonces una cooperativa o empresa socialista y como tal debe verse como una organización sin fines de lucro (de acuerdo al credo socialista), por lo que no deberá pagar ISLR. Esas organizaciones deberán ser autónomas y podrán decidir si permanecen socialistas o si vuelven al sector Capitalista de la economía.
El sector Capitalista es el que reúne a todas la organizaciones que sí tienen fines de lucro, sean grandes, medianas, pequeñas, micros o personas que ejercen libremente su profesión o cualquier actividad económica legal. Compiten en igualdad de condiciones con las empresas socialistas para ofrecer a la población bienes y servicios. Esas condiciones las debe hacer respetar el Estado, sin tomar partido por ninguna de las dos formas de organizarse para producir. Igualmente los obreros son libres de escoger si quieren o no trabajar en una empresa capitalista, una socialista o convertirse ellos en empresarios.
El Estado entonces, aparte de ser el árbitro entre distintos agentes económicos, se concentrará en las actividades propias del sector Público como Seguridad, Educación, Salud, Grandes Infraestructuras, Justicia, etc., y no se dedicará más a producir bienes y servicios que perfectamente pueden ser ofrecidos por los venezolanos organizados en empresas socialistas o capitalistas, sino que más bien se dedicará a buscar mercados de exportación para lo producido en Venezuela. Tampoco deberá dedicarse otra vez a hacer expropiaciones que no estén claramente dirigidas a beneficiar a toda la población: por ejemplo, debe poder expropiar un terreno para construir una estación de Metro que podrá ser usada por cualquier ciudadano, pero no para construir un edificio de apartamentos dirigidos solamente a determinadas familias.
El Estado deberá garantizar el respeto a la propiedad porque si no, no habrá inversión y si no se invierte no habrá producción y si no hay producción habrá miseria. Me refiero a la propiedad sin ningún adjetivo porque hay realmente un sólo tipo de propiedad que funciona de la misma manera para personas que producen o que consumen, o para quienes estén organizados para producir de manera socialista (obreros-dueños que trabajan sin fines de lucro) o capitalista. La privada es la única forma de propiedad que permite a cada persona decidir sobre lo que es suyo, incluyendo al obrero de una empresa socialista que quiera vender su acción a otro obrero, a la “caja de acciones”, o a quien sea.
Creo en las ventajas que la Libertad tiene para generar prosperidad. Todos los venezolanos, seamos o no tus seguidores, amamos la Libertad y queremos ser prósperos. Esto significa que nos gusta tener opciones, o sea decidir sin que ello se convierta en amenaza para nosotros mismos. Aquellos que creen en el Socialismo, o sea que como obreros-dueños de los medios de producción con los que trabajan, quieren producir sin fines de lucro, ¡perfecto!, que ofrezcan sus bienes o servicios y si son de calidad la gente los adquirirá y si no tienen competencia por parte de otras empresas, pues mejor para ellos porque tendrán ese mercado cautivo y podrán utilizar los excedentes para re-invertir y crecer.
Aquellos quienes todavía preferimos el Capitalismo, tendremos el reto de competir, como siempre, con otras empresas capitalistas y además con las socialistas, pero no con el Estado quien deberá limitarse a ser solamente réferi y, además, sin obligarnos a ser socialistas a juro como sucedió en Cuba. Solamente si más adelante la forma socialista de producir resultara más conveniente y por éso se nos haga más atractiva, tal vez, a lo mejor nos volveremos socialistas pero por decisión propia, voluntariamente, no obligados. Así Esteban habrás tenido razón en decirle a Morel que estábamos ante algo inevitable.
Ojalá Henry Falcón y el PPT se entusiasmen con el SocVol y se conviertan en una alternativa poderosa ante el Leninismo del PSUV.
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