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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

13.1.09

Probables Consecuencias de la Enmienda

Propongo que entendamos por sensatez básica la disposición de cualquier persona o grupo a tomar decisiones cuyas consecuencias sean deseables o favorables para sí y, en lo posible, para otros. Por otro lado, aceptemos que el referendo es un instrumento de consulta social para tomar decisiones legales que afectan a toda una sociedad: la mayoría se inclinará por una opción que todos aceptamos acatar, sea cual sea. Está planteado que en Venezuela tomaremos pronto una decisión colectiva en relación con la posibilidad de permitir constitucionalmente que tanto el Presidente como cualquier otro funcionario público puedan ser candidatos, tantas veces como quieran, al cargo de elección popular que estén ejerciendo.

¿Qué consecuencias tiene apoyar esa enmienda a la Constitución venezolana? ¿Qué consecuencias traería rechazarla? Ocurre que cada consecuencia puede ser o no favorable según la perspectiva particular desde la cual la mire cada involucrado.

Definamos que entre los venezolanos existimos tres tipos de personas involucradas en esta decisión:
Los Elegidos: Políticos que ya están ejerciendo un cargo público
Los Aspirantes: Políticos que aspiran por primera vez a un cargo de elección popular
Los Electores: Ciudadanos que deciden elegir autoridades entre los políticos que se postulen en cada elección.
Como se trata de un asunto político, es indispensable que los electores puedan distinguirse como parte de uno de dos grupos: el de la mayoría o el de las minorías, división que obviamente resulta circunstancial de acuerdo a lo que ocurra en cada momento, en cada institución y de acuerdo al “espíritu de los tiempos” o tendencia dominante.

Es necesario destacar que la actual propuesta de enmienda es planteada por personas del  grupo de los Elegidos: El Presidente y la mayoría de los Diputados a la Asamblea Nacional, quienes a su vez alegan que están apoyados por electores pertenecientes a la mayoría circunstancial actual (PSUV, por lo que se han esforzado en mostrar sus correspondientes firmas de respaldo a la misma).

¿Qué posibles consecuencias traería entonces la decisión a tomarse en el próximo referendo?:

Los actuales funcionarios públicos tendrían la posibilidad de continuar en sus cargos, apoyados por quienes ya los elegieron. Seguirían allí ocupados, devengando ingresos, viajando, etc., lo cual, desde su punto de vista, resultaría en consecuencias favorables para ellos que actualmente ocupan unos 1.000 cargos de elección popular a los que, en teoría, podrían ser reelectos hasta el cansancio.

Los electores pertenecientes a la actual mayoría tendrían la posibilidad de practicar el “más vale malo conocido que bueno por conocer” que no se los permite la actual Constitución al imponer el límite de una sola reelección. Evitarían entonces lidiar con la incertidumbre, con el miedo a posibles cambios, lo cual, gracias a la tendencia humana de ofrecer resistencia al cambio cada vez que se pueda, resultaría en una consecuencia favorable para una buena parte de ese subgrupo de electores.

Los aspirantes actuales y futuros a cargos de elección popular pueden sospechar consecuencias claramente desfavorables para ellos. Si apoyasen la enmienda se les haría más difícil lograr ser primero electos como candidatos de sus propios partidos y luego por el electorado en general, al tener que competir recurrentemente con quienes son poder. Esa sensación de convertirse en segundones oficiales afectaría por igual a todos, sobre todo a los jóvenes políticos, independientemente incluso de que sean o no del partido de gobierno, porque verían postergadas sus aspiraciones hasta tanto sus antecesores no murieran o se cansasen de mandar. Esto es especialmente grave en Venezuela porque se ha ido imponiendo el personalismo como algo natural en la política, en un franco retroceso con respecto a lo que debería ser una democracia civil que evolucione para desarrollar instituciones cada vez más modernas y eficaces.

Para los electores en general, pero especialmente para los pertenecientes a las  minorías, las consecuencias serían aún todavía más frustrantes y desfavorables. Quienes hayan llegado al poder se sentirían a sus anchas para permanecer indefinidamente y sólo les bastaría garantizar clientelarmente el apoyo de la cantidad suficiente de personas que les permita alcanzar la mayor votación en cada comicio. Podría darse el caso de que cada vez sacasen menos votos, pero siendo apoyados por una “mayoría”, permanecerían en sus cargos en contra de la verdadera mayoría conformada por la suma de las minorías que los adversan, incluyendo a muchos que por frustración pasan a engrosar las filas de los abstencionistas. Como ser mayoría o minoría es circunstancial, quienes crean que la enmienda los beneficiará para siempre pueden estar haciendo cálculos equivocados y terminar cometiendo la estupidez de aprobar un cambio que más adelante los perjudique profundamente.

Si predomina la sensatez, quienes perciban consecuencias favorables votarán por el SÍ y quienes así no lo hagan se inclinarán por el NO. Más allá de que a algunos venezolanos les parezca que uno o más funcionarios actuales debieran permanecer indefinidamente en sus cargos o que, dicho de otro modo, les encantaría que tuviésemos un “monarca” y unos “nobles” encargados de los asuntos de la Nación hasta ser relevados hereditariamente, como se ha podido constatar en la Cuba de los Castro, la Corea del Norte de los Kim, o el Haití de los Duvalier, es claro que los “aspirantes” siempre serán numéricamente muchos más que los “elegidos” y la “suma de las minorías” (tomando en cuenta que la actual mayoría podría verse a sí misma como una eventual minoría) por lo general conforman una cantidad mayor que cualquier “mayoría” circunstancial de electores.

Si además de predominar la sensatez, reconocemos que son muchos mas quienes, independientemente de sus preferencias políticas, resultarían afectados desfavorablemente por la enmienda... la probabilidad de que el cambio propuesto sea aprobado es lógica y cuantitativamente mínima.

De hecho, ya el intento de Reforma Constitucional de 2007 demostró que existe rechazo a ese tipo de planteamiento. Lo que cabe es preguntarse qué piensa hacer el Presidente ante tan predecible derrota: ¿Renunciar? ¿Intentar una nueva enmienda más adelante? ¿Convocar como Evo un revocatorio de sí mismo para salir fortalecido y mejorar el desempeño del PSUV en las elecciones de 2012? ¿Concluir su mandato en el 2013 y lanzarse como candidato presidencial en Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia o Argentina, para no perder la práctica gobernando por ahí y luego intentar regresar otra vez como presidente a Venezuela?

Si estamos ante una persona sensata, debe estar evaluando qué hacer ante una eventual derrota para terminar decidiéndose por aquello que, en este momento de su trayectoria política, produzca las consecuencias más favorables para él.

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