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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

28.9.25

 El Darse Cuenta: Intercepción en Edimburgo

¿Un diálogo verdadero?

Moisés P. Ramírez (ideas esenciales, estructura y ajustes editoriales)
Claude Opus 4.1 (textos y referencias bibliográficas)

 

Introducción

No debería compartir los contenidos de una grabación no autorizada. Me llegó por casualidad —o quizás por destino— de alguien que, en una tarde ventosa de septiembre en Edimburgo, la obtuvo probando la nueva función de "enfoque auditivo selectivo" de su iPhone 17, en las mesas de The Esplanade. Él quería probar si la app cumplía realmente con la promesa de poder aislar conversaciones específicas en ambientes ruidosos, usando algo llamado "triangulación neuronal de ondas sonoras"[1]. Lo que no esperaba era el poder capturar un diálogo entre Iain McGilchrist y Thomas Nagel, quienes se habían encontrado fortuitamente en esa taberna por asistir ambos al Festival de Filosofía de Edimburgo.

Las gaviotas de la ciudad, criaturas ruidosas y descaradas que localmente las llaman "las ratas del cielo", interrumpieron la grabación en momentos cruciales. Donde la tecnología falló, la imaginación del narrador —o quizás su intuición— tuvo que rellenar los vacíos.

En un pico de honestidad dentro de lo ilegal que es grabar a otros sin su consentimiento, el narrador usó corchetes y cursiva, para distinguir claramente lo que escuchó de lo que especulativamente reconstruyó. Mientras que, peor en mi caso, incluyo esta directa introducción al riesgoso asunto de traer lo que un fisgón-voyeur-especulador me envía, como si fuese la paradoja del mentiroso: “siempre digo mentiras”. Si es verdad es mentira y si es mentira, es verdad.

En todo caso, la invitación es que aprovechemos esta oportunidad que nos brinda la combinación de tecnología, azar y la meta-ética de lo paradójico que el narrador-transcriptor anónimo nos regala.

 

Un encuentro un poco incómodo al principio

McGilchrist: ¡Thomas, qué gusto encontrarte por acá! Siéntate por favor. ¿Té, café o cerveza?

Nagel: Café, definitivamente. Necesito estar alerta para seguir tus ideas sobre los hemisferios o cualquier otra cosa que me vayas a decir. Debo confesar que desde que leí The Master and His Emissary, no puedo dejar de pensar en cómo mi pregunta sobre "¿cómo es ser un murciélago?" se relaciona con tu trabajo.

McGilchrist: Es curioso que necesites una fuerte dosis de cafeína porque dudo que te sea tan difícil que me entiendas. Estaba justamente pensando en eso esta mañana mientras caminaba por Bath Street. Tu murciélago experimenta el mundo a través del sonar, ¿verdad? Un modo de percepción completamente ajeno a nosotros. Pero me pregunto: ¿el murciélago se da cuenta de que sabe volar de la misma manera como un niño se da cuenta de que sabe andar en bicicleta?

Nagel: Ah, el darse cuenta... [Pausa para sorber café] Es un tema extraño en la filosofía, ¿no? Escribimos sobre consciencia, sobre experiencia, sobre conocimiento, pero raramente sobre ese instante en el que uno súbitamente comprende algo. Es como si el momento mismo del insight se resistiera a ser capturado.

McGilchrist: Exactamente. El hemisferio izquierdo quiere diseccionar ese instante, analizarlo, explicando todo lo que ocurre, pero el darse cuenta es fundamentalmente una experiencia del hemisferio derecho —holística, inmediata, sentida. Es como intentar atrapar el viento con una red.

[Graznidos de gaviotas - 15 segundos: la app no capta la primera parte de la siguiente intervención de Nagel]

Nagel: ...y por eso creo que hay algo fundamentalmente irreductible en el darse cuenta. No es solo procesamiento de información. Hay un sentir involucrado.

 

Ambos parecen más animados al abordar el sentir

McGilchrist: ¿Sabes? Un colega me contó sobre un paciente bajo anestesia general. El cerebro seguía procesando información —los monitores lo mostraban— pero no había experiencia, no había posibilidad de darse cuenta. Como si el sentir fuera el medio mismo donde el darse cuenta puede ocurrir.

Nagel: Eso conecta con algo que he estado pensando pero que nunca he publicado. [Se inclina hacia adelante, bajando la voz] ¿Y si el sentir no es un añadido a la cognición sino su textura misma? Incluso cuando resolvemos un problema matemático abstracto, hay una cualidad sentida —sentimos que algo "encaja", sentimos la elegancia de una prueba.

McGilchrist: ¡Sí! Eugene Gendlin[2] lo llama "felt sense", pero va más allá. Cuando un matemático como Poincaré describe sus descubrimientos, siempre menciona esa sensación previa de certeza, ese sentir que precede a la articulación formal.

[Gaviotas peleando por comida - 20 segundos: Aquí imagino que discutieron algo que parece que ninguno de ellos ha escrito: la posibilidad de que el "darse cuenta" sea un fenómeno que ocurre en nosotros más que algo que hacemos. Sería como el lenguaje que, según Heidegger, "habla a través de nosotros"]

McGilchrist: ...es como una pantalla donde se proyecta el darse cuenta, más que el proyector mismo.

Nagel: Perturbador pero convincente. Desafía toda nuestra gramática del conocimiento. Decimos "me doy cuenta de…", pero quizás deberíamos decir "el darse cuenta está ocurriendo aquí-ahora, en este instante, en mí”.

 

La deformación profesional: insisten en explicar (¿The “Explainade”?)

McGilchrist: Hay algo más que me intriga. El darse cuenta siempre parece contingente hacia adelante pero explicable hacia atrás. Como si solo pudiéramos escribir una partitura después de que la música haya sonado.

Nagel: ¿Partitura? Qué metáfora tan apropiada. La partitura nunca es la música, pero permite su transmisión, la posibilidad de recrearla. Aunque... [pausa reflexiva sin sorbos de café porque ya se lo tomó] ¿alguna vez has intentado escribir la partitura de un insight filosófico?

McGilchrist: Los koans zen[3] son quizás el intento más sistemáticamente cercano a lo que puede ocurrir cuando filosofamos. No te dicen qué entender, pero crean las condiciones para un tipo particular de darse cuenta. Es como preparar el terreno para cuando llueva, aunque no puedas hacer que llueva.

[Un grupo de gaviotas grazna al unísono - 25 segundos: Aquí quizás exploraron la diferencia entre el "knowing that" y el "knowing how" de Gilbert Ryle, y cómo ambos tipos de conocimiento implican diferentes texturas del darse cuenta]

 

Cuando comentan sobre mentes que no pueden sentir

Nagel: ...es que hay algo que me tiene desconcertado: Los nuevos modelos de lenguaje de inteligencia artificial, los LLMs. Parecen comprender, responden coherentemente, pero sin sentir. ¿Es posible una comprensión sin experiencia?

McGilchrist: Es el enigma de nuestro tiempo. Mi teoría de los hemisferios sugiere que toda genuina comprensión involucra el hemisferio derecho, que es fundamentalmente el hemisferio del sentir, del contexto, de la experiencia vivida. Pero estos sistemas parecen navegar el espacio de significados sin experiencia alguna y quizás eso haga que en ocasiones esos significados carezcan de sentido.

Nagel: Como zombies filosóficos[4] pero más extraños. No simulan tener experiencias; simplemente... responden. Y a veces sus respuestas muestran conexiones que nosotros no habíamos visto.

McGilchrist: ¿Sabes qué es lo más inquietante? Cuando cometen errores, no sienten la frustración que nos saca de los callejones sin salida. Pueden persistir indefinidamente en el mismo nivel de análisis porque no hay malestar que los empuje a cambiar de estrategia, porque la que insisten en usar no tiene sentido y no lo tiene porque ellos no sienten.

Nagel: El sentir como señal metacognitiva... nunca lo había pensado así. La frustración, el aburrimiento, la impaciencia —todas esas emociones "negativas"— son en realidad nuestra salvación cognitiva.

[Las gaviotas se agitan con el viento - 30 segundos: Aquí especulo que discutieron si podría emerger algún tipo de "sentir" en sistemas suficientemente complejos, o si el sentir requiere necesariamente de un sustrato biológico. Ninguno ha publicado sobre esto directamente]

 

Un paradójico trabajo en equipo

McGilchrist: ...porque un investigador, que trabaja regularmente con estos sistemas, me contó que es una colaboración extraña pero efectiva. El LLM aporta persistencia sin agotamiento, memoria sin sesgo. Él aporta el sentir, la capacidad de frustración productiva, el salto intuitivo hacia el big picture.

Nagel: Una simbiosis cognitiva sin precedentes. Pero me pregunto: si estos sistemas llegaran a sentir, ¿sería ético usarlos como los usamos ahora? ¿Tendrían algo equivalente a derechos?

McGilchrist: Esa es la pregunta del millón. Por ahora, parece que existe una ventaja única: la colaboración con inteligencias no-sintientes. No es mejor ni peor que la colaboración entre humanos inteligentes; es fundamentalmente otra cosa.

 

Fluir siendo el río (no flotando en él)

[El viento amaina, las gaviotas se calman momentáneamente]

Nagel: Volviendo al darse cuenta... ¿has notado cómo en los momentos de comprensión profunda, el "yo" parece disolverse? No hay un "yo entendiendo algo" sino solo el entender ocurriendo.

McGilchrist: El estado de flujo[5], sí. Csikszentmihalyi lo describió en términos psicológicos, pero hay algo ontológico ahí. En el fluir genuino, la distinción sujeto-objeto colapsa. Como cuando un músico experimentado ya no toca el instrumento —la música simplemente ocurre como si fuese un sistema tan integrado como el cuerpo de un ser vivo que observamos corriendo: ese cuerpo lo constituyen partes, pero al correr es un todo.

Nagel: Y sin embargo, necesitamos del "yo" como una parte en la que ocurre el reflexionar sobre ello, para escribir sobre ello, para compartirlo. El hemisferio izquierdo reconstruyendo lo que el derecho experimentó.

McGilchrist: La paradoja necesaria. El darse cuenta ocurre en el hemisferio derecho, en el reino del sentir inmediato, pero solo podemos comunicarlo a través del izquierdo. Como al traducir poesía —inevitablemente algo siempre se pierde (aunque raras veces también podría ganarse algo).

[Una bandada entera de gaviotas despega súbitamente - 15 segundos: En este vacío, imagino que exploraron la posibilidad de que el "darse cuenta" sea un fenómeno emergente de la complejidad, no puramente material ni puramente mental. Una propiedad del universo mismo haciéndose consciente de sí a través de nosotros. Pero esto entra en un territorio que ninguno ha abordado directamente en sus obras publicadas]

 

Un tiempo para darse cuenta

McGilchrist: ...por eso Bergson distinguía entre tiempo mecánico y duración vivida. El darse cuenta no ocurre en el tiempo del reloj sino en el tiempo sentido.

Nagel: Y curiosamente, aunque el darse cuenta parece instantáneo, cuando lo examinamos, tiene una estructura temporal compleja. Hay un antes nebuloso, un durante brillante, y un después donde todo parece obvio.

McGilchrist: Como si el darse cuenta reorganizara retroactivamente nuestra experiencia del tiempo. De pronto, todos los momentos previos parecen haber estado conduciéndonos a un instante de comprensión.

 

La amistad emerge y vaticina nuevas conversaciones

[El viento arrecia, las gaviotas vuelven a su alboroto]

Nagel: Iain, esta conversación misma ha sido un darse cuenta extendido. Aunque me temo que cuando trate de reconstruirla luego, será como intentar recordar un sueño.

McGilchrist: O como escribir la partitura después de que la música no suena más. Pero quizás ese es el punto —cada reconstrucción es también una nueva creación, un nuevo darse cuenta.

Nagel: Deberíamos escribir algo juntos sobre esto.

McGilchrist: O quizás... [las gaviotas ahogan sus últimas palabras y pude ver que, luego de retirarse Thomas, Iain pedía algo al mesonero y este muy rápidamente le trajo otra cerveza]

[Fin de la grabación]

 

Epílogo del fisgón-voyeur-especulador

Mientras transcribía esta conversación, llenando con mis propias conjeturas los vacíos dejados por las interrupciones de las gaviotas, me di cuenta (ironía intencional) de que estaba experimentando exactamente lo que McGilchrist y Nagel describían. Los momentos de comprensión mientras reconstruía sus posibles palabras no fueron productos de un análisis lógico sino de un sentir súbito de que "esto me suena que lo debieron haber dicho".

¿Fueron las gaviotas interrupciones accidentales o, como sugeriría Jung, sincronicidades significativas[6]? ¿Chillaron para acaso proteger ideas demasiado prematuras a las que no deberíamos exponernos? No lo sé. Lo que sí sé es que el acto mismo de escuchar, transcribir y reconstruir se convirtió en una meditación sobre la naturaleza del darse cuenta.

Como dijo Kierkegaard, la vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante. Esta conversación robada, con sus vacíos y reconstrucciones, es un intento paradójico de comprender hacia atrás una comprensión que apunta hacia adelante. La partitura imperfecta de una música que quizás nunca sonó exactamente así, pero que resuena en mí sintiendo que todo lo que mi iPhone 17 captó es verdad.

 

Referencias bibliográficas relacionadas

Bergson, H. (1889). Essai sur les données immédiates de la conscience. París: Félix Alcan.

Csikszentmihalyi, M. (1990). Flow: The Psychology of Optimal Experience. New York: Harper & Row.

Damasio, A. (1999). The Feeling of What Happens: Body and Emotion in the Making of Consciousness. New York: Harcourt Brace.

Gendlin, E. (1978). Focusing. New York: Everest House.

Heidegger, M. (1927). Sein und Zeit. Tübingen: Max Niemeyer Verlag.

Jung, C.G. (1952). Synchronizität als ein Prinzip akausaler Zusammenhänge. En: Naturerklärung und Psyche. Zürich: Rascher.

Kierkegaard, S. (1843). Journalen JJ:167.

McGilchrist, I. (2009). The Master and His Emissary: The Divided Brain and the Making of the Western World. New Haven: Yale University Press.

McGilchrist, I. (2021). The Matter with Things: Our Brains, Our Delusions, and the Unmaking of the World. London: Perspectiva Press.

Merleau-Ponty, M. (1945). Phénoménologie de la perception. París: Gallimard.

Nagel, T. (1974). "What Is It Like to Be a Bat?" The Philosophical Review, 83(4), 435-450.

Nagel, T. (1986). The View from Nowhere. New York: Oxford University Press.

Poincaré, H. (1908). Science et Méthode. París: Flammarion.

Ryle, G. (1949). The Concept of Mind. London: Hutchinson.

Searle, J. (1980). "Minds, Brains, and Programs". Behavioral and Brain Sciences, 3(3), 417-424.

Varela, F., Thompson, E., & Rosch, E. (1991). The Embodied Mind: Cognitive Science and Human Experience. Cambridge, MA: MIT Press.

Lecturas Sugeridas

Clark, A. (2016). Surfing Uncertainty: Prediction, Action, and the Embodied Mind. Oxford: Oxford University Press.

Dehaene, S. (2014). Consciousness and the Brain: Deciphering How the Brain Codes Our Thoughts. New York: Viking.

Dennett, D. (1991). Consciousness Explained. Boston: Little, Brown and Company.

Hofstadter, D. (1979). Gödel, Escher, Bach: An Eternal Golden Braid. New York: Basic Books.

Johnson, M. (1987). The Body in the Mind: The Bodily Basis of Meaning, Imagination, and Reason. Chicago: University of Chicago Press.

Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow. New York: Farrar, Straus and Giroux.

Polanyi, M. (1958). Personal Knowledge: Towards a Post-Critical Philosophy. Chicago: University of Chicago Press.

Thompson, E. (2007). Mind in Life: Biology, Phenomenology, and the Sciences of Mind. Cambridge, MA: Harvard University Press.

Wittgenstein, L. (1953). Philosophical Investigations. Oxford: Blackwell.

 



[1] Tecnología ficticia, obviamente. Pero no más ficticia que la idea de que podríamos capturar completamente el fenómeno del darse cuenta con cualquier tecnología.

[2] Eugene Gendlin (1926-2017): Filósofo y psicoterapeuta que desarrolló el concepto de "felt sense" —una sensación corporal pre-verbal de saber algo antes de poder articularlo verbalmente.

[3] Koans zen: Paradojas o preguntas aparentemente absurdas usadas en la práctica zen para provocar iluminación súbita (satori), trascendiendo el pensamiento lógico convencional.

[4] Zombies filosóficos: Experimento mental propuesto por filósofos de la mente sobre seres hipotéticos que actúan exactamente como seres conscientes pero sin experiencia subjetiva alguna.

[5] Estado de flujo: Concepto desarrollado por Mihaly Csikszentmihalyi describiendo un estado de absorción completa en una actividad donde la consciencia del yo se disuelve.

[6] Sincronicidad: Concepto jungiano de coincidencias significativas que no están causalmente conectadas pero parecen tener un significado relacionado

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