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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

16.9.24

Una experiencia indignante en las calles de Caracas

Imagen generada con Dall-e, vía ChatGPT-4o

Hoy viví una situación que me dejó profundamente indignado y preocupado por la realidad que enfrentamos como ciudadanos en Venezuela. Mientras conducía mi Toyota Corolla por una autopista en Caracas, transitando por el canal más rápido, una moto con policías me hizo señas de manera abrupta para que me orillara y detuviera en el hombrillo. Sin entender el motivo, obedecí sus indicaciones.

Al detenerme, los policías se acercaron con una actitud agresiva. Me acusaron de haber "desobedecido a la autoridad" por supuestamente no haberme detenido antes. Alegaron que había cometido un crimen y me amenazaron con llevarme al comando, mencionando que un fiscal me acusaría y podría ser detenido. Mencionaron algo sobre unos diputados que les habían avisado, pero sinceramente no entendí a qué se referían.

Me solicitaron mi cédula y me preguntaron hacia dónde me dirigía. Les expliqué que iba a buscar a mi esposa, pero ellos insistieron en que "iba" a buscarla, insinuando que ya no podría hacerlo. Al indagar sobre mi profesión y responder que soy profesor, me pidieron otros documentos como la licencia de conducir.

Antes de que pudiera entregarles los documentos, uno de ellos me dijo directamente que, en vez de pagar una multa (cuestión que ni siquiera habían mencionado antes), que cuánto tenía en mi cartera. Sorprendido y sintiéndome acorralado, les mostré lo que tenía: cuatro billetes de 1 dólar, un billete de 10 dólares y uno de 20 bolívares. Sin más, tomaron el dinero y se fueron, dejándome atónito y con una sensación de impotencia.

Esta experiencia no es solo un reflejo de la corrupción que permea en algunos sectores de nuestra sociedad, sino que es un asalto directo a los derechos y dignidad de los ciudadanos. Es absurdo e indignante que aquellos encargados de protegernos utilicen su autoridad para extorsionar y robar. Este tipo de acciones erosionan la confianza en las instituciones y generan un ambiente de temor e inseguridad.

Es imperativo que se denuncien estas prácticas y se promueva una reforma profunda en los cuerpos de seguridad. No podemos permitir que la corrupción y el abuso de poder sigan siendo parte de nuestra cotidianidad. Como ciudadanos, merecemos respeto y protección, no ser víctimas de quienes deberían velar por nuestro bienestar.

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