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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

17.12.23

Apuntes sobre qué puede ocurrir al escribir (*)

Imagen generada con ChatGPT

El lenguaje es un instrumento que la mente usa para mostrarse ante otras mentes. Cuando es utilizado oralmente, en tiempo real, el resto del cuerpo ayuda (o entorpece) lo que la mente busca expresar. En cambio, cuando se usa el lenguaje escrito ocurre un fenómeno doble y misterioso: por un lado, el texto es una forma externa del espíritu del autor que se ubica fuera de su cuerpo; y, por otro lado, dadas las conexiones de las palabras con sus etimologías y con otras palabras, el texto se convierte en una entidad viva, sujeta a múltiples lecturas, un nuevo cuerpo con espíritu propio.

Así los libros son como casas de espíritus en las que el del autor y el del texto en sí mismo, conviven. La actividad de leer consiste entonces en hacer visitas a esas casas de muchas habitaciones y espacios, donde ocurren manifestaciones de esos espíritus. Si el autor opta por escribir una novela, la cantidad y variedad de espíritus presentes se multiplican. Pero hay espíritus de espíritus.

Me pregunto si el lenguaje en sí mismo, esos idiomas en los que están escritos textos particulares por autores particulares, tienen además sus propios espíritus, que vagan por todas esas casas (libros) de las que estamos hablando. A ver: si se trata de un libro traducido este pasaría a ser quizás una casa mucho más grande; o a lo mejor de igual tamaño pero con más espíritus conviviendo allí. Por lo menos se le suman el del traductor, el del idioma original y con este los de una cantidad de espectros de palabras que quedaron de alguna manera presentes.

El oficio de escritor está entonces mucho más cerca del de los mediums y de los brujos que de los de otras profesiones. Los escritores fabrican fantasmas, pero también entidades vivas con cuerpos constituidos por palabras-células. Los escritores son fábricas de otredades, de las que salen otros otros, entidades diferentes a ellos y a sus lectores. Por eso leer es fundamentalmente atreverse a encontrarse con otros distintos a uno mismo.

(*) Gracias a Ernesto Borges de Caracas Crítica por la conversación sobre un texto de Maurice Blanchot, que dio pie a esta reflexión.

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