El debate es como el boxeo pero en vez de dar y recibir puñetazos, los involucrados dan y reciben argumentos. La idea es derrotar al otro, que caiga en la lona por knock out. No es fácil y cualquiera puede terminar derrotado en sus argumentaciones. La buena noticia es que con esos "golpes" se aprende, no solo a argumentar mejor, sino a tener una mejor idea del mundo y sus complejidades. Perdiendo en un debate se puede, a su vez, ganar en aprendizaje, siempre que se escuche atentamente a los contrincantes (de paso, escucharlos también resulta indispensable para poder ganar en los debates).
La conversación es como el baile, es una danza en la que el ritmo y la melodía son sustituidos por el tono y color de las palabras que vienen y van sin detenerse, pero respetando silencios que no son otra cosa que mostrar que lo que se quiere al final es disfrutar del otro, de lo que siente, dice y sabe, recíprocamente, y de la manera lo más honesta posible. Muy distinto al boxeo, aunque a veces pueden haber pisotones o también "avances" que pueden cruzar límites que el otro no quiere que sean ignorados. En esa "danza" ambos bailarines ganan, esa es la idea porque siempre será para divertirse.
El diálogo es como una combinación de debate y conversación, con el objetivo de negociar y ponerse de acuerdo con respecto a acciones específicas. Es como un ritual de guerra, un debate donde hay argumentos, pero que no se pretende que sean para hacerle knock out al otro, sino que es también bailar un poco, conversando con ese contrincante. La idea no es que uno de los dos salga derrotado, sino acordar algo entre ellos, algo que vayan a hacer juntos o que cada uno hará por su lado.
Las tres actividades se parecen porque tienen su fundamento en el lenguaje, en las palabras que se intercambian, en plantear y escuchar cosas. Esto implica que las armas de fuego no son argumentos válidos y si una de las partes se empeña en que así lo sean, la otra parte debe tener las suyas o contar con el apoyo de quienes las tengan.
¿Qué pasa si el diálogo es entre la oposición desarmada (de armas de fuego) de un país, y el régimen militarista que ha llevado a la miseria a ese país? ¿Combinar debate y conversación es posible o es simplemente necesario? ¿Qué sucede con las armas como argumento o puesto eufemísticamente el respeto a los Derechos Humanos?
Los venezolanos solo pueden dispararle votos al régimen. ¿Será que el régimen acuerda debatir en esa arena a riesgo de quedar knock out?
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