Para esta precuela/secuela de Breaking Bad, Better Call Saul en Netflix, aparte de sus innegables cualidades que la sitúan entre obras cuyo arte cinematográfico es de una increíble altísima calidad, se me antoja darle una lectura lateral, oblicua, si se quiere hasta arbitraria, por compararla con nuestra realidad política venezolana.
En el artículo precedente, escribí sobre Breaking Bad como metáfora para abordar el tema de la libertad individual y sus consecuencias (ver ese artículo aquí): ejercer la libertad de decidir hacer lo que queramos está inevitablemente asociada al hacerse responsable por los efectos, por el impacto directo e indirecto de esas decisiones. Walt se dió cuenta, de forma muy dramática, de que no decidir inconscientemente era como decidir irresponsablemente y que, a su vez, decidir conscientemente traía todo tipo de consecuencias que debía afrontar, en lo posible, de manera oportuna. Esta reflexión puede también tener implicaciones con lo que nos sucede a los venezolanos, pero no las he explorado todavía.
En cambio, al observar en Better Call Saul la relación cercana y conflictiva entre los dos hermanos, Jimmy y Chuck, sus rasgos arquetipales que la sitúan a nivel de una historia como la de Caín y Abel, me llevaron a relacionarla con lo que nos sucede políticamente, desde comienzos del siglo XXI, en Venezuela.
Irremediablemente hermanos
Dos personas nacidas de la misma madre son irremediablemente hermanos. Si crecen juntos, es mucho más fuerte ese vínculo. Pero eso no significa que se la lleven bien como tales. Jimmy y Chuck se quieren pero al mismo tiempo se repelen como si se acercaran dos imanes por los polos del mismo signo.
Jimmy es el menor, el consentido de su mamá, el extrovertido, el que va creciendo más salvajemente, menos domesticado. Despierto y observador se da cuenta de que en la práctica no todo es bueno o malo, que hay grises, que hay oportunidades, que la lealtad es un valor relativo o, en todo caso, que lo primero a tomar en cuenta es si lo que va a hacer le conviene a sí mismo; que, en pocas palabras, el fin justifica los medios.
Por otra parte Chuck es el mayor, el responsable, el introvertido, el que va alcanzando metas socialmente aceptadas a través de grandes esfuerzos. Igualmente despierto y observador asume que no hay grises, que la gente es buena (como su padre, persona de gran altruismo) o mala (como Jimmy), que los árboles que nacen torcidos no se enderezan y que, kantianamente, no se puede decidir algo solo porque le convenga a uno mismo sino porque le debe convenir a la humanidad, o a la "ley," que no es sino su forma rígida de entender a la humanidad; en resumen, que los medios justifican el fin.
Chuck se graduó de Leyes en una prestigiosa universidad. Jimmy también lo logra, pero luego de ser office-boy en el bufete de su hermano, estudiando por correspondencia. Hasta cierto punto, la principal diferencia entre ambos abogados es que Jimmy hacía cosas para parecerse a Chuck; en cambio Chuck rechazaba la posibilidad de parecerse en algo a Jimmy.
El chavismo y la oposición están integrados por venezolanos, hijos de una misma "madre" (patria). La evolución del chavismo es parecida a la de Jimmy. Son los toderos, los flexibles, los que derrochan simpatía y conquistan corazones. Pero al mismo tiempo, no tienen límites. Son los oportunistas, los que que hacen casi cualquier cosa para salirse con la suya. Son lo contrario a la "ley," a las normas, al respeto, a la opresión de las "élites" encarnadas en la oposición como especie de "Chucks" que se les atraviesan a esos "Jimmies," impidiéndoles seguir haciendo lo que les da la gana.
Flexibilidad vs Rigidez
La flexibilidad es un rasgo evolutivo que da más posibilidades de supervivencia. De hecho Jimmy se las arregla para salir vivo del conflicto, a diferencia de Chuck. La rigidez de Chuck lo lleva a encerrarse, a vivir una paranoia electromagnética que hace que él mismo se derrote, que pierda su propósito de vida. El excesivo academicismo y rigurosidad de Chuck lo distancia de sus instintos y, aunque reconocido y admirado, es finalmente apartado por su propio bufete. Otra historia sería si Chuck hubiese buscado integrar su sombra, representada en Jimmy, y quizás hubiese podido incorporar algunos rasgos positivos de Jimmy en él.
Si en el caso de la política venezolana el "bufete" son los países democráticos que quieren apoyar a la oposición, las rigideces de ésta pueden llevarla a un final como el de Chuck. Reconocer y abrazar el vínculo filial con el chavismo no significa ceder ante todos sus desmanes y conductas delictivas. Integrar esa sombra, eso que rechazamos del chavismo, es un paso necesario para superar el conflicto y avanzar. Integrar no significa adoptar, sino reconocer que somos capaces de hacer eso y que decidimos no hacerlo, conscientemente, pero que los de la oposición no somos "buenos" per se y ellos los "malos." Integrar la sombra requiere de flexibilidad.
La negociación entre hermanos es particularmente complicada, mucho más si hay rechazos viscerales. Si insistimos, como Chuck, en que lo "bueno" de la humanidad es la "ley," y lo "malo" lo que vemos fuera de ella, se dificultará la posibilidad de avanzar hacia un futuro distinto en el que "Jimmy y Chuck" trabajen juntos. La posibilidad de unir esfuerzos para salir de la pandemia de la Covid-19 es una oportunidad para que chavismo y oposición, como hermanos, hagan algo que pueda luego conectarse con nuevas oportunidades de unión fraternal.
Cinismo vs Ironía
Jimmy está tan resentido que cuando parece buscar hacer algo que tome en cuenta a Chuck, lo hace sin de verdad creer en que está sinceramente haciéndolo porque lo quiere como hermano. Chuck sería hasta más sincero porque cree que no ayudar a Jimmy es, en el fondo, ayudarlo. Estas relaciones conflictivas en el contexto de un vínculo tan cercano que, a su vez, lo hacen lejano, son particularmente difíciles de superar: en el momento de mayor cercanía, podría existir al mismo tiempo la mayor lejanía posible.
¿Será posible que dos hermanos tan distintos cedan y decidan parecerse más entre ellos? O, por el contrario, ¿Estamos ante un wishful thinking, pensando en pajaritos preñados, y sería mejor que cada quien siga su camino como ha sucedido con las dos Coreas? ¿Podrían haber seguido Jimmy y Chuck, juntos en Albuquerque, coexistiendo?
Alemania quedó dividida después de la II Guerra Mundial y en 1989 derrumbaron el muro. Esos hermanos (Fritz y Franz, en este caso) decidieron reunirse otra vez en un solo país y hasta una Jimmy producto de la DDR (Angela Merkel) ha encarnado esa integración de las respectivas sombras. Parece entonces que es difícil, pero no imposible.
Cuando nos demos cuenta de que podemos ser tan cínicos como Jorge Rodríguez pero que también podemos decidir conscientemente no hacerlo, podremos empezar a ver las consecuencias de esos movimientos. La lucha política no solamente se libra en las calles y en competencias electorales. Ocurre también en un escenario interno, en nosotros mismos.
Un movimiento interesante sería descubrir la diferencia entre cinismo e ironía y comenzar a ser más irónicos que cínicos. Eso podría abrir ciertas posibilidades de comunicación con miras a una negociación. El cinismo hiere. La ironía estimula la imaginación y la risa. Uno de los problemas que Jimmy y Chuck no lograron superar fue el de abandonar el cinismo. Kim se dio cuenta...
El tema es inagotable.
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