Algunos analistas han indicado que la polarización beneficia a quien la practica por aquello de divide y vencerás. Y si vences, tienes acceso a las mieles del poder. Pero, el poder es para gobernar y de lo que estamos hablando es de un trabajo y, como tal, el beneficio no proviene de otra cosa que sólo de una remuneración, de un sueldo que se les paga por trabajar.
El asunto con la polarización es que no solamente los ayuda a vencer en las elecciones, sino que se trata de un truco muy particular que proporciona, luego del triunfo electoral, las bases para obtener con mayor legitimidad una remuneración exagerada. Por ello, nos encontramos ante un modelo de negocio. Veamos.
Comencemos con la línea base. Si un movimiento político gana unas elecciones, en condiciones normales, equivale a que son contratados para realizar un trabajo. Esa responsabilidad está definida, tiene una duración (y una remuneración) determinada y debe rendir cuenta por su ejecución. En resumen, es un reto laboral más o menos burocrático, nada heroico, que debe asumirse.
En cambio, en el escenario polarizado los participantes casi se sienten en una guerra. Existen buenos o camaradas (que son los polarizadores) y malos o enemigos (que son el resto). El guión convierte en naturales las acciones supuestamente heroicas que los polarizadores realizan y la responsabilidad, como funcionarios públicos, toma un carácter aparentemente mucho más importante que el simple desempeño de un cargo.
Lo siguiente contribuye a entender mejor cómo funciona el modelo de negocio:
1, Los funcionarios no se limitan a ganar los sueldos que le corresponden por desempeñar un trabajo normal. Como el desafío es mayor y heroico, pueden aprovechar para cobrar legítimamente una especie de bono adicional.
2. Como existen enemigos, los valientes funcionarios pasan a ser una especie de protectores de sus seguidores. Esa tarea se convierte en una responsabilidad adicional y, por lo tanto, pueden legítimamente creer que les toca otra especie de bono extra.
3. Los ciudadanos que se consideran incluidos en la parte buena de la sociedad, también se terminan beneficiando. Como no es una situación normal, la distribución de los recursos públicos se maneja de manera extraordinaria:
- Se reparten entre los buenos y, como no les van a llegar a todos los ciudadanos, el denominador de la división es menor, por lo tanto la cantidad per capita es mayor para los buenos que sí reciben.
- Al enemigo ni agua. Los considerados enemigos no reciben recursos y por lo tanto se mantienen débiles, o se debilitan aún más de lo que estén, garantizándole a los polarizadores su permanencia en el poder.
- Quienes reciben recursos se sienten protegidos, beneficiados y, por lo tanto, agradecidos. Ese sentimiento los impulsa a ser más leales a sus benefactores y así el modelo se vuelve más sustentable.
4. Los bonos extra y el manejo arbitrario de los recursos públicos tienen todavía una mayor rentabilidad para los polarizadores, porque la polarización es todo un parapeto: no existe ninguna guerra, ni amenaza de guerra, ni enemigos reales. Es un cuento, por lo tanto, los costos de luchar o de proteger no existen realmente y esto implica que a menor costo, mayor margen de ganancia.
Revisemos entonces las típicas reacciones de quienes quieren desafiar a los polarizadores y su modelo de negocio:
A. Reconciliar y unir al país (despolarizar): Negar algo dentro del mismo marco, es reforzarlo, tal como lo plantea G. Lakoff en Don't think of an elephant. La consigna de reconciliar no disuelve el marco de la polarización. Por el contrario, fortalece la idea de que existen dos bandos, porque opone unión a división. La polarización no se ataca planteando lo opuesto conceptualmente porque se mantiene sobre el mismo eje de la idea. Es necesaria otra idea, otra estrategia.
B. La Salida (o exacerbar la polarización): Así es obvio que el resultado todavía favorece más a los polarizadores. Mientras no se les desmonte el modelo de negocio, los tipos y sus seguidores van a seguir allí.
C. Enchufados Inc.: Esta reacción es la más directa porque apunta a los pilares que sustentan al régimen. Sin embargo, quedarse en generalidades no la hace muy contundente y se corre el riesgo de que con el caracter delictual de muchos de los funcionarios, éstos vean con buenos ojos el que se les endilgue la fama de que son muy, muy malos... así como los pranes creen ganar prestigio al ser valorados desde antivalores como crueldad, ensañamiento, abuso de poder, etc.
No tengo clara una estrategia, al menos una, para vencer a los polarizadores, porque el truco de la polarización ha sido y sigue siendo muy eficaz... y no es fácil imaginar algo que los derrote de manera aplastante. Sólo creo que si les falla el modelo de negocio se querrán ir a disfrutar de los reales que hasta ese instante hayan acumulado. Luego vendrá, espero, un equipo serio y decente de funcionarios que quieran trabajar... Ojalá que sea lo antes posible.
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