Los celulares son más pequeños que una revista. Son aparatos electrónicos, sin hojas de papel impresas. Pero se parecen a las revistas porque proporcionan contenidos variados o especializados.
Antes uno veía revistas un rato, en la casa, en una sala de espera, en una biblioteca. Ahora, innumerables "revistas" de todo tipo, en diferentes idiomas, las cargamos en nuestros bolsillos. La tentación de verlas nos acecha en cualquier sitio y a cualquier hora.
Cedemos ante la tentación. El swiping de las pantallas, hacia abajo o hacia la derecha, equivale a pasar las páginas de esa "pluri-revista." Esta incluye lo que pone gente conocida o desconocida, que se muestra de acuerdo con un "trabajo editorial" hecho al instante vía software, a través de algoritmos.
Pasa el tiempo. El mismo celular-revista nos informa, una vez a la semana y sin habérselo preguntado, sobre cuánto tiempo le dedicamos a ver "revistas" o tiempo ante la pantalla. No importa cuánto sea lo que midió porque es como una adicción.
Si las revistas fuesen la mejor forma de educarnos, los quioscos habrían sustituido a las universidades. Pero si a esas plataformas digitales de pluri-revistas se le agrega la Inteligencia Artificial, los "quioscos" tenderán a convertirse en las nuevas universidades. El cambio que se avecina puede ser muy radical.
Esos nuevos "quioscos" producirán un híbrido entre especialistas y generalistas, bajo la curaduría de los algoritmos y los LLMs. Habrán tantas profesiones como personas. Alguien, por ejemplo, podrá dedicarse a curar cierto tipo de enfermedades, hacer dibujos ilustrativos de cactus y redactar algunos documentos requeridos por la alcaldía... ¿Podría definirse a esa persona como un curandero-dibujante-gestor con habilidades parciales?
Luego de un tiempo, esa misma persona podría convertirse en un conductor-bailarín-maestro al redirigir sus intereses hacia las gandolas, el fox-trot y las matemáticas de 6º grado. ¿Seguirán existiendo las clases de primaria con la competencia que les impondrán las pluri-revistas + IA? Por un tiempo, en cada vez menos sitios.
Los sistemas de reputación sustituirán los títulos y certificaciones. Las calificaciones honestas de muchas personas serán lo que determine quien consiga trabajo. Quienes no logren conseguir no se preocuparán tanto porque un salario universal básico les permitirá sobrevivir y continuar haciendo swiping.
A New Brave World conducido por versiones digitales del Big Brother de 1984 nos espera en la bajaíta.