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Escribo sobre temas que me interesan, me afectan, me gustan, me intrigan: algo bastante sobre política, pero también hay de urbanismo, diseño y temas diversos.

15.7.14

El dilema de la decencia

Decencia según el diccionario de la RAE tiene este conjunto de significados:

1. f. Aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa.
2. f. Recato, honestidad, modestia.
3. f. Dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas.

Indecencia sería entonces lo opuesto.

En un país cualquiera siempre se encontrará a gente decente y también, inevitablemente, a gente indecente. Cada tipo de gente ve la vida desde su punto de vista, pero en perfecta asimetría: el decente tolera muy poco a los indecentes; mientras que al indecente el asunto de "tolerar" le tiene sin cuidado, o sea, no le importa realmente si se encuentra ante alguien decente o indecente. O hasta le agraden tanto decentes como indecentes, bien sea por gusto o por interés.

El dilema de la decencia está en cómo alcanzar el máximo grado de decencia, superando su propia intolerancia a los indecentes. La intolerancia a otro ser humano es un defecto de los decentes, sobre todo si se enmarca dentro del contexto de defensa incondicional de los Derechos Humanos. Los indecentes son tan seres humanos como los decentes, sin embargo estos por lo general no los consideran así.

El espíritu democrático de los decentes a veces eleva su grado de tolerancia a la indecencia, cuando está presente la siguiente condición: los decentes se sienten mayoría y controlan la aplicación de leyes y normas decentes. Pero ese espíritu democrático se debilita cuando la proporción cambia y los decentes pasan a ser una minoría controlada por indecentes. Entonces el dilema se torna aún más complejo.

Siendo la democracia uno de los sistemas más decentes, cuando los indecentes la controlan no importa cuán decentes sean las leyes y normas en el papel: respetar leyes o normas no es asunto que le interese o le angustie a los indecentes... justamente por eso ¡son como son!

Mientras no venza su intolerancia a la indecencia, un tipo decente no podrá vivir felizmente en un país con mayoría de gente indecente. Y yéndose de ese país demostrará que él tampoco era tan decente como él creía.